9 de diciembre de 2025

En Annot

Jacopo Larcher se suma a la lista de ascensionistas de ‘Bon Voyage’ E12 (9a)

Considerada como una de las vías de escalada tradicional más difíciles del mundo, Larcher ha necesitado viajar en varias ocasiones hasta Annot (Francia), entre 2023 y 2025, para cerrar el proyecto

Jacopo Larcher escalando en Annot
Jacopo Larcher en 'Bon Voyage', en Annot (Francia). Foto / Andrea Cossu
 

Jacopo Larcher ha encadenado Bon Voyage E12 (9a). Localizada en Annot (Francia), se considera una de las vía más duras, sino la que más, de escalada tradicional del mundo. Establecida por James Pearson en febrero de 2023, la de Larcher es la cuarta ascensión de esta intimidante línea, tras las repeticiones de Adam Ondra y Sebástien Berthe.

El italiano ha realizado varios viajes entre 2023 y 2025 a Annot para probar la vía, hasta que finalmente, no sin superar diversos obstáculos durante el camino, ha podido ponerle el punto rojo.

Como gran especialista del trad, Bon Voyage no podía faltar en la libreta de Jacopo. En su currículum ya estaban Magic Line 5.14c (8c+), Meltdown 5.14c (8c+) o Tribe.

«Al final solo es un pedazo de roca, pero me siento agradecido por todo lo que esta vía me ha enseñado durante el proceso»

Bon Voyage, el relato de Jacopo Larcher

Compartimos íntegramente el relato en primera persona de Jacopo Larcher en su camino hasta pasar con éxito la cuerda por la reunión de Bon Voyage:

«Recuerdo cuando James me habló por primera vez de Bon Voyage. En ese momento, todavía estaba trabajándola y me enseñó algunas fotos de esos agujeros perfectos que se ramifican desde Le Voyage, algo que requería una beta bastante creativa. Hablaba de puntos para protegerse excelentes, pero también de grandes caídas: ¡la combinación perfecta para una dura escalada tradicional!

Después de ver esas fotos, estaba aún más motivado por el proyecto, así que en noviembre del año pasado conduje hasta Annot con mi perro Olli. En cuanto empecé a trabajar la vía desde la cuerda fija, en 2023, me dije de inmediato: «¡Qué línea tan salvaje!». Es increíblemente raro encontrar algo así: una escalada realmente dura pero lo suficientemente segura utilizando piezas de autoprotección.

Desde el principio me sentí bien en la vía y pude enlazar largas secciones, pero el famoso movimiento del monodedo realmente me hizo sufrir. Mi meñique era demasiado débil y me lo lesioné en cuanto intenté tirar de él. Tuve que buscar otro método, que castigaba mucho la piel. Tenía muy poco margen de éxito… Me di cuenta de que no tenía sentido intentar probarla de primero cuando ni siquiera podía escalar ese movimiento con regularidad, así que cambié el foco a otros proyectos. Durante la primavera de 2024 hice otro viaje rápido en solitario, pero de nuevo sin avances reales en ese movimiento.

Tras una temporada de entrenamiento, volví a Annot con un buen amigo, Nemuel Feuerle. Repartimos el tiempo entre Bon Voyage y otras vías, y por fin empecé a sentir que ese movimiento era posible para mí, ¡incluso con el meñique! La motivación me invadió de nuevo y ya estaba planeando otro viaje unas semanas más tarde, pero por desgracia, el penúltimo día en Annot me lesioné el cuello mientras trabajaba la vía. Eso significó un mes obligatorio de descanso y perder fuerza en el brazo izquierdo durante unas dos semanas. Algo bastante aterrador. Entre la lesión, la frustración y otros planes, acabé olvidándome del proyecto.

Una vez finalizado mi trabajo como equipador este año en el circuito de competiciones, el plan para el otoño era pasar bastante tiempo en Yosemite como de costumbre, pero por desgracia Babsi se lesionó, y yo decidí cancelar el viaje también. Bon Voyage empezó rondarme la cabeza de nuevo, sobre todo porque otro amigo también estaba motivado con la vía.

Empecé a entrenar un poco el meñique, intentando encontrar el equilibrio entre fortalecerlo y no volver a lesionarme, y hacia mediados de noviembre volví a conducir hasta Annot. No sé qué fue diferente esta vez -quizá el entrenamiento, quizá la motivación compartida-, pero para mi gran sorpresa pude encadenar el movimiento del monodedo con el meñique de inmediato, y al cabo de unos días por fin me até para darle intentos escalando de primero.

El primer intento de primero fue extraño. Había pasado muchísimo tiempo trabajando la vía, casi siempre solo en cuerda fija, y no sabía qué esperar. Una parte de mí esperaba un improbable «primer intento, mejor intento», mientras que otra parte estaba simplemente estresada por cómo sería escalar la vía de primero. Tenía miedo de ese sentimiento fuera horrible. Escalé mal y estaba muy tenso, pero cuando me caí sentí alivio por, por fin, estar dándole intentos serios. Ese intento desbloqueó algo y mi motivación interna volvió a crecer. Todo era diferente de repente y fue genial compartir el proceso y los intentos con amigos que también estaban trabajando la vía. 

2025 ha sido un año complicado para mí. He vivido muchos momentos increíbles, pero en lo que respecta a la escalada, me ha costado mucho y nada parecía encajar. Me generó mucha presión y frustración el intento fallido al flash de Freerider a finales de 2024. No lograba encontrar ese fuego que normalmente arde dentro de mí por la escalada, y cuanto más lo buscaba, más lejos parecía estar. Pero de alguna manera, en las semanas previas al viaje, me di cuenta de que el fuego seguía ahí. Estaba escalando sin presión, simplemente por el placer de escalar y compartir buenos momentos con amigos. Algunos viajes espontáneos reavivaron esa chispa y lo mismo sucedió en Annot.

En cada intento estaba cada vez más cerca, pero en lugar de frustrarme o sentir presión, como me había pasado durante gran parte del año, simplemente quería intentar la vía más y más. Sinceramente, eso era lo que me había faltado estos últimos meses. Era increíble volver a darlo todo y estar en un buen estado mental.

Lo curioso, es que cuando empecé a probar la vía pensé que, en cuanto lograra pasar el movimiento del monodedo seguramente encadenaría, ya que la última sección no me parecía demasiado dura en aislado. Nada más lejos de la realidad… Me caí al menos cinco veces después del mono. Qué giro de guión tan inesperado: de no poder hacer el movimiento en absoluto, a encadenarlo casi siempre y caerme después.

Mathieu Miquel nos explicó el método perfecto para asegurar, redirigiendo la cuerda a un friend a la altura del pecho en la base del muro, lo que hizo que la caída desde la arista fuera segura. Eso nos permitió concentrarnos por completo en escalar sin miedo.

El 29 de noviembre, en un nuevo intento de rotpunkt, todo se alineó y entré en uno de esos raros estados de fluidez en los que lo haces todo casi sin esfuerzo. Terminar un proyecto con una gran lucha es genial, pero también es bonito cerrarlo de esta forma.

Al final solo es un pedazo de roca, pero me siento agradecido por todo lo que esta vía me ha enseñado durante el proceso. Me ha demostrado que siempre merece la pena seguir persiguiendo un objetivo, por mucho que cueste. Me ha recordado la importancia de compartir el proceso con otros y me ha reconectado con un país en el que he pasado muy buenos momentos.

Qué Bon Voyage».

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