El 8M no debería existir. En pleno siglo XXI tener un día marcado en el calendario para reivindicar los derechos de la mujer denota muy poco respeto por parte de la sociedad en la que vivimos. Si bien es cierto que la desigualdad es cada vez menor, aún queda mucho camino por recorrer. Y esto se ve en todos los campos y sectores, tanto laborales como deportivos o lúdicos.
«El deporte es cosa de hombres», «déjalo ya, que te vas a hacer daño», «mejor ya subo yo primero»… son algunas de las frases que han podido oír las mujeres en algún momento de su vida. Según la Estadística de Deporte Federado, elaborada por el Consejo Superior de Deportes, de todas las licencias federativas tramitadas, solo un 21,5% eran para mujeres. Nada nuevo. Pero no por eso los hombres tendrían que verse en derecho de pensar que son superiores a las mujeres en lo que a deportes se refiere.
La escalada siempre ha sido un deporte que reúne a más hombres que mujeres y en el que cuesta hacerse un hueco por sus logros.
Muchos de los logros de ellas han sido silenciados por los medios de comunicación y realmente son más que admirables, de los que te quitas el sombrero. Todo empezó hace más de 25 años con Lynn Hill, cuando escaló por primera vez en libre The Nose, en El Capitan, en Yosemite. Hill no se convertía solo en la primera mujer en escalar esa vía en libre, sino en la primera persona humana.
Al mismo tiempo, Catherine Destivelle se convertía en la primera mujer en escalar en solitario la cara norte del Eiger. Y en menos de 15 horas. Y da igual el tiempo que haga. Hace solo dos años la estadounidense Margo Hayes se alzaba como la primera mujer en escalar un 9a+, con el encadenamiento de La Rambla. Pocos meses después, la austríaca Angela Eiter, que ya contaba con tres 9a en su libreta, se convertía en la primera escaladora del mundo en encadenar un 9b, La Planta de Shiva, en Villanueva del Rosario (Málaga). Y por el camino tenemos otros nombres como los de Beth Rodden, Sasha DiGiulian, Anak Verhoeven o Ashima Shiraishi.
Pues bien, esto es magnífico, ¿verdad?. Sobre el papel no parece relevante su cara bonita, su culo o sus pechos. A las mujeres nos encantaría que nos recordaran por nuestros logros, conseguidos con mucho esfuerzo, paciencia y dedicación. Aquella escaladora rubia que ha conseguido un 8a+ es tan admirable como aquella morena que ha conseguido un 8a.
No queremos vuestros halagos, queremos vuestra admiración por lo que logramos con nuestra fuerza de voluntad y nuestra dedicación diaria.