Lara Neumeier sigue avanzando por un firme camino hacia un objetivo bien claro: completar la «trilogía alpina». A principios de verano, encadenó Silbergeier (240m 8b+), y ahora se ha hecho con End of Silence (360m 8b+). Localizada en el Feuerhörndl, en la región de Berchtesgaden, en los Alpes alemanes, es la segunda pieza del puzle, a la que solo le falta una más: Des Kaisers neue Kleider (240m 8b+).

La alemana ha trabajado la vía durante siete días. Es la segunda vez que una mujer encadena esta línea, que liberó por vez primera Thomas Huber. Babsi Zangerl, amiga y compañera habitual de cordada de Neumeier, fue la primera mujer que la escaló en libre, en 2012.

Este es el relato de Laura Neumeier:

«A finales de junio, apenas una semana después de encadenar Silbergeier, seguía motivada, así que me fui a End of Silence. Junto con Romy Fuchs subimos caminando hasta la base de la pared. La aproximación es bastante larga, y la primera vez nos llevó dos horas y media. Por suerte, después fuimos mucho más rápidos.

En dos días de escalada, con un día de descanso en medio, llegamos hasta el octavo largo, luchando contra roca resbaladiza y movimientos súper delicados que exigían una métodos muy precisos.

Luego vino una larga pausa: maniobras militares sobre la pared, la Arc’teryx Academy, lluvias interminables y, finalmente, una fuerte infección que me dejó fuera tres semanas.

A mediados de agosto, por fin pude volver con Tobi Ebner. Nuestro objetivo era sencillo: escalar de abajo a arriba en un día, simplemente para ver inspeccionar todos los largos. Funcionó, pero no pude hacer los movimientos clave del noveno largo: un diminuto agujero para dos dedos me recordó a mi vieja lesión de polea. Al menos dejamos cuerdas fijas para el fotógrafo y dos días después volví para cepillar y marcar algunas presas.

Una semana más tarde, revisé de nuevo las tiradas clave con Manu Papert, encontré una beta sólida y me sentí lista para intentarlo desde el suelo.

El martes siguiente todo encajó: condiciones perfectas y mucha motivación. Aún así, el día comenzó con un auténtico “menudo comienzo”: me caí en el primer largo, en la segunda cinta. Mi compañero, Steuen Hilger, me bajó al suelo, recuperamos la cuerda y lo intenté otra vez. Esta vez salió. A partir de ahí, encadené cada largo al primer pegue, liderando las tiradas. Salimos a las 9:30 de la mañana y llegamos arriba a las 6 de la tarde. Número dos de la «trilogía alpina»: ¡hecha!».