Caroline Ciavaldini alcanza el E10 en tradicional con ‘Le Voyage’
Tras ser madre por segunda vez hace dos años, la escaladora francesa firma la segunda ascensión femenina de 'Le Voyage'. La vía en estilo tradicional de Annot ya suma más de una decena de repeticiones
Caroline Ciavaldini ha encadenado Le Voyage E10 7a (8b+), en Annot (Francia). Establecida por su compañero sentimental, James Pearson, en mayo de 2017, es la segunda ascensión femenina de la vía, tras la que firmó Barbara Zangerl en mayo 2022. Para Ciavaldini supone la vía en estilo tradicional más difícil de su carrera, que ha conseguido después de ser madre por segunda vez hace dos años.
Le Voyage se ha convertido en poco más de cinco años en una auténtica clásica del trad en Europa y ya supera la decena de ascensiones; doce con la de Caroline Ciavaldini concretamente.
«Me ha costado dos años llegar hasta aquí. Dos años para recuperar la forma desde que di a luz a mi segundo hijo, siempre con la ayuda de Maddie Cope y Lattice. Desde mi experiencia, quedarse embarazada es peor que romperse una polea (me he roto dos) o cualquier otra lesión», ha sentenciado la francesa, evidenciando el esfuerzo que le ha supuesto no solo volver a su máximo grado sino superarlo incluso.
La ascensión de Le Voyage en palabras de Caroline Ciavaldini
Sobre su ascensión, este es el relato de Caroline:
«La vía finaliza con una sección sencilla sobre una roca no muy buena y una fisura alrededor del 7b+. Desde ahí es mejor no caerse, aunque es posible. Descanso en ese punto para gestionar mi diálogo interno. Sé que puedo hacerlo pero hay que escalar bien. El miedo a caer, a romper una presa, a resbalar, … Mi cerebro no para, igual que ya lo había hecho en el reposo anterior a la sección del crux. Ha pasado mucho tiempo desde que probé algo duro por última vez y no sé cómo gestionaba estos pensamientos antes de ser madre. ¿Tuve siempre el mismo diálogo interno?
Le Voyage es el proyecto al que más tiempo le he dedicado; dos años. Como madre y escaladora, debes tomarte las cosas de diferente modo. No cuentas con muchos intentos durante tu día de escalada. Técnicamente, solo uno cuando la pequeña duerme. En el pasado habíamos asegurado con ella en la espalda en una mochila, pero esto ahora ya no funcionaba.
Necesitas mucha más paciencia, que también la adquieres porque es lo que te enseñan los niños. La familia te empuja a llevar un ritmo más alto y eso ha sido bueno en términos de entrenamiento. He tenido que entrenar mucho más para y además me he visto obligada a trabajar más mis hombros ya que Le Voyage es muy exigente.
En cierta forma me he sentido egoísta, pero también feliz por haber creado ese espacio propio para escalar. He vuelto a ser Caroline, aunque la culpabilidad como madre también se ha incorporado a mi diálogo interior. Tras varios meses lidiando con este sentimiento decidí buscar a un entrenador a nivel mental. No lo hacía desde mis años como competidora. Durante años pensé que era autosuficiente en este sentido pero para Le Voyage me di cuenta que si me ayudaba la gente correcta iba a ser más fuerte».