Luis Manzaneda realiza el primer solo integral de la ‘Punsola-Reniu’ (250m 6c)
Ascensión histórica sin cuerda a la aguja más emblemática del macizo de Montserrat, el Cavall Bernat. Manzaneda ya había realizado en el pasado otros solos integrales destacables
Luis Manzaneda hizo realidad uno de sus sueños el pasado 24 de noviembre: escalar en solo integral una de las vías más clásicas y más emblemáticas del país, la Punsola-Reniu (250m 6c) al Cavall Bernat, en Montserrat. Una ascensión única a la par que histórica. Nunca nadie antes había ascendido en solo integral esta línea abierta en 1971 por Manel Punsola y Jesús Reniu.
La vía, paradigma del característico conglomerado montserratino, consta de una rampa inicial con cuatro largos de hasta V+ y después enlaza tres largos de 6b+, 6c y 6a donde la exposición y el vacío bajo los pies toman el protagonismo, incluso llegando a desplomar en algunas secciones.
Manzaneda ideó esta ascensión como un “viaje de ida y vuelta”, en el que tras ascender por la imponente Punsola-Reniu destrepó la vía normal. Un total de 250 metros de escalada en solo integral, control mental y puro fluir por una de líneas más bellas y emblemáticas de esta montaña mágica. Su protagonista nos cuenta todos los detalles.
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«La idea se me pasó por la cabeza hace casi un año y medio, después de escalar en solo la Easy Rider a la Paret de l’Aeri»
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Una ascensión así no es algo que pase de un día para otro. ¿Cuánto tiempo llevabas planeando esta ascensión?
La idea se me pasó por la cabeza hace casi un año y medio, después de escalar también en solo integral la Easy Rider a la Paret de l’Aeri. Planeé hacerla en pocos meses, pero por diferentes motivos lo pospuse hasta que por fin la escalé el pasado 24 de noviembre.
¿Cómo se prepara un solo así?
Físicamente, lo que hago es entrenar un poco y salir a escalar. La vía la acabé repitiendo unas siete u ocho veces en total. En realidad, era suficiente con tres o cuatro, pero al tener que posponer el proyecto y volver a retomarlo meses más tarde, la repetí unas cuantas veces más para refrescar los movimientos y coger confianza. Elegí probarla en verano porque los días son más largos. Me metía en solitario, ya tarde, para no molestar a ninguna cordada. Los cuatro primeros largos los subía sin ensayar nada en concreto, solo prestaba atención a alguna secuencia en particular. Al llegar a la cumbre, fijaba la cuerda y rapelaba hasta el quinto largo, el 6b+. Allí me quitaba el Grigri y me ponía una polea Micro Traxion. Escalaba las secuencias que me interesaban autoasegurado en la cuerda que venía de la cumbre. Subía y volvía a bajar tantas veces como creía oportuno. Lo mismo hacía con el 6c.
Mentalmente, pensaba mucho en la escalada, y me imaginaba escalando con total confianza. Alguna vez se me colaba algún pensamiento en el que se me resbalaba un canto y perdía contacto con la pared… En ese momento daba un respingo. Surgían dudas y miedo, pero cuando pasaba, intentaba pensar en mi experiencia, en mi manera de escalar, en la confianza que he tenido siempre en mí a la hora de escalar y en las ganas enormes que tenía de hacerlo y de estar ahí sintiendo el vacío. Los pensamientos positivos siempre fueron mucho más potentes que los negativos.
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«Las agujas simbolizan como ninguna otra cosa la esencia de la escalada porque sus cumbres solo son accesibles escalando»
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¿Un proyecto así te obsesionaba o te motivaba?
Me motivaba muchísimo, aunque he de decir que al haberlo pospuesto y tardar en hacerlo más de lo que estaba planeado, quizá hubo algunos días que se convirtió un poco en obsesión (ríe). Tenía muchas ganas de hacerlo.
¿Esperabas un momento concreto de tu vida para enfrentarte a una ascensión de estas características?
En mi caso es algo que sale de manera natural. No es algo meditado, ni espero a estar preparado. Es más bien un impulso que viene de dentro y que dejo salir en momentos en los que me siento en equilibrio y en paz conmigo mismo.
Hablamos de la Punsola-Reniu. ¿Por qué esta línea y no otra?
Para mí, la Punsola-Reniu es la vía más elegante para ascender al Cavall Bernat. Es la aguja más impresionante de Montserrat, de Catalunya, y seguramente de toda la Península. Es evidente que como escaladores buscamos siempre escaladas significativas, y esta reúne todos los requisitos. Una vía elegante en una pared impresionante, no se puede pedir más. Además, el grado de la vía se ajustaba muy bien a mis capacidades: suponía un reto, pero no tan grande como para considerarlo muy arriesgado. Las agujas simbolizan como ninguna otra cosa la esencia de la escalada porque sus cumbres solo son accesibles escalando.
Para bajar decides destrepar la normal, que ya podría ser una actividad seria en sí misma. ¿En ningún momento te planteaste hace un rápel para completar la actividad? Además, la roca en la vía normal al Cavall Bernat está muy gastada debido al paso de centenares de cordadas…
No, desde el principio lo planteé como un viaje de ida y vuelta. Para mí, y siempre desde mi punto de vista, no tendría sentido subir sin cuerda y luego necesitar una para bajar. Si soy capaz de subir sin cuerda también tengo que ser capaz de bajar sin ella. Sé que para muchas personas parecerá una tontería, pero para mí no. Y así lo hice.
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«He escalado vías en solo y a vista, que a pesar de tener un grado más bajo, han supuesto un reto mayor»
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De tu trayectoria como escalador en solo integral, ¿es esta tu ascensión favorita? ¿Crees que marca un hito en tu camino como escalador?
Evidentemente, la escalada en solo de la Punsola-Reniu es muy llamativa. Es una vía muy clásica en lo que podríamos llamar el emblema de Montserrat: el Cavall Bernat. Pero no creo que marque nada en mi carrera como escalador, o al menos así lo siento. Intento siempre normalizar las cosas que hago y no darles demasiada importancia.
He hecho solos que a pesar de resultar ser más fáciles han supuesto mucha más autoconfianza, como algunas aperturas sin cuerda. En el Pedraforca abrí en un mismo día dos vías en solo, una en la cara norte del Pollegó Superior y otra en la norte del Pollegó Inferior. A pesar de que una vez abiertas no pasaban del V+/6a, la incertidumbre de no saber ni el grado que tendría que escalar ni el tipo de roca con el que tendría que lidiar era tan bestia, que para mí suponen ascensiones mucho más importantes que la de la Punsola-Reniu. También he escalado vías en solo y a vista, que a pesar de tener un grado más bajo, creo que han supuesto un reto mayor. Vías en Montrebei como la Delfos en la pared de Catalunya o la Santiago Domingo y la Cistus Albidus en la pared de Aragón; la Manowar en El Doll, Camarasa; la Bàlsam de Tigre en la Paret Bucólica, en Oliana; Fanal Nocturn en Àger, …
Desde hace unos años hacia aquí estamos viendo unas cuantas ascensiones en solo integral en Montserrat. ¿Crees que seguirá esta tendencia?
Creo que seguirán siendo escaladas puntuales de unos cuantos escaladores que van a contracorriente.
Decías en tu publicación de Instagram cuando anunciaste la ascensión: “Es algo que me sale de dentro, que siempre ha ido conmigo […] Lo único que he hecho es ser coherente con ese sentimiento y dejarlo salir”. ¿De dónde nace este pensamiento?
Más que un pensamiento es una manera de ser… y sale de dentro. Yo creo en la reencarnación y pienso que en el momento de nacer «ya somos» alguien, lo único que pasa es que no recordamos. Por lo tanto, ya tenemos una inercia y no empezamos a «ser» en el nacimiento. Hemos sido siempre, desde la eternidad. Las preferencias y gustos de cada persona lo son porque lo llevamos dentro desde hace eones. Yo soy así, así pienso y así actúo porque es lo que llevo dentro. Todas las personas tienen sus propios gustos en su interior. Lo bonito es descubrir cuáles son y dejarlos salir.
¿Qué diferencia sensorial experimentas entre escalar en solo integral o escalar con cuerda?
Con cuerda vas más tranquilo y piensas menos los movimientos, incluso yendo a vista. Sin cuerda eres más conservador y tienes que asegurarte muy bien de usar cantos de mano y pie sólidos. Puedes llegar a fluir, pero no de la misma manera que lo haces con cuerda. Por otro lado, las sensaciones son mucho más intensas yendo sin cuerda. Intento escalar relajado y de vez en cuando abro el foco de atención para mirar al vacío y sentir lo que estoy haciendo. Tanto en una como en otra modalidad me centro en el momento presente y no dejo que entre ningún pensamiento negativo.
Esto es diferente a escalar con un compañero, pero… ¿En algún momento estás tan metido en la escalada que pierdes la noción del tiempo, vas en automático o sientes que el tiempo va a otra velocidad?
No pienso en el tiempo, solo en lo que hay delante de mí. Voy de movimiento en movimiento, sin pensar en nada más, como cuando escalo con cuerda. Se crean pequeñas tensiones que tienes que ir reajustando, pero en general escalo relajado.
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«La escalada en solo integral siempre se verá por unos cuantos como una locura y una irresponsabilidad»
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Escalar sin cuerda siempre da pie a conjeturas: “Que si son unos locos», «que si corren riesgos innecesarios», … ¿Crees que estos comentarios acabarán algún día y la escalada en solo será más aceptada y tratada con más “deportividad”, respeto y pureza que ahora?
Rotundamente no (ríe). La escalada en solo integral siempre se verá por unos cuantos como una locura y una irresponsabilidad. Quizás con el tiempo esos cuantos se conviertan en la mayoría, puesto que la escalada deportiva cada vez gana más terreno, hasta el punto de desplazar a otros estilos. En la actualidad se busca más la seguridad, más chapas y más cerca. Se reequipan vías añadiendo seguros para hacerlas «más seguras» y se olvida el componente de aventura. Vías de autoprotección pasan a ser deportivas, siempre bajo la bandera de la seguridad. Como la escalada tiende a girar más alrededor de la seguridad, los escaladores en solo integral nos sentiremos cada vez más proscritos. Los comentarios despectivos siempre existirán, aunque es algo que no me preocupa mucho.
Quizás más escaladores harían solos si la presión social no fuera tal. Parece que los “soloistas” tengan que esconder su coherencia a la hora de escalar como desearían hacerlo.
Creo que a los escaladores que les gusta escalar en solo integral lo siguen haciendo, aunque haya presión social. Es posible que algunos no expliquen nada sobre sus actividades por las críticas que puedan recibir. Lo curioso es que las críticas más fuertes suelen venir de las personas más temerosas y con un profundo miedo a la muerte, que proyectan ese miedo en forma de duras críticas. Al final, todo el mundo es libre de opinar, y de criticar si quiere. Es trabajo nuestro conseguir que no nos afecte.
Las ascensiones sin cuerda tienen un componente mental muy fuerte y el entorno juega un papel fundamental. Creo que en tu caso no ha sido una excepción. ¿Quién te ha acompañado en este viaje?
Sí, he tenido la suerte de estar rodeado de unas pocas personas que no solo me han apoyado, sino que lo han vivido intensamente. Para mí ha sido todo un regalo ver la implicación de cada uno de ellos y la alegría con la que seguían los progresos del proyecto. La verdad es que esta ascensión no hubiese sido lo mismo sin ellos y se lo agradezco un montón. A Xavi, el director de orquesta, siempre tan positivo. A Roger, un buen amigo que se ha encargado de ser el piloto de dron. A Juanjo, que lo ha vivido con intensidad desde el principio porque sabe lo que significa escalar sin cuerda. A Pablo, que se prestó a venir a ayudar sin dudarlo. Y sobre todo a Irene, mi compañera que siempre está ahí apoyándome en todo lo que hago. Ella sí que es un ejemplo de superación. Gracias a todos.
* Agradecimientos a Kookoo Climb y Roger Borrull por las fotografías y el avance de las imágenes.