Didier Berthod habla sobre ‘Cobra Crack’: «Pasó de ser un proyecto de escalada a un recuerdo lejano»
Conocer la historia de Didier Berthod y su relación con 'Cobra Crack' es adentrarse en un pedazo de la historia contemporánea de la escalada, incluso más allá de ésta
Los que hayan visto el Reel Rock 19, entrega en la que se incluye la película The Cobra and The Heart, o hayan escuchado la parte 1 y parte 2 de Facing The World, del podcast The Enormocast, ya sabrán de qué va esta historia y todo lo que la ha rodeado. Si no es así, el personal relato que comparte Didier Berthod sobre su idilio con Cobra Crack es una buena manera de introducirse en una historia que bien podría adaptarse al cine comercial y acabar triunfando entre las masas.
Amor y odio: Didier Berthod contra Cobra Crack
Habla Didier Berthod:
«Casi la lío con el monodedo. Lo coloqué un poco demasiado bajo y empecé a sentir esa sensación de frustración que aparece cuando sabes que estás a punto de caer. El monodedo requiere mucha precisión para hacerlo bien, y en ese momento, claramente, no la tenía. Pero no me rendí.
De alguna manera, logré conectar con una fuerza de voluntad interna, superando la injusticia. Y funcionó. Tiré de nuevo, reajusté el mono y pude colgarme. Coloqué un friend pasado el mono, alcancé el siguiente bloqueo de dedos y desconecté mi cerebro.
Sabía que podía lograrlo, pero también sabía que mi diálogo interno—una mezcla de emoción, impaciencia y las innumerables conexiones que mi cerebro iba a hacer en caso de éxito—podía destruir todo en menos de un segundo. Con el cerebro apagado, me concentré al cien por cien en el ascenso e hice los últimos movimientos técnicos en un estado de alta concentración.
No escalé bien, pero la presión era tan alta que cualquier consideración fuera de “no caer aquí” no tenía cabida en mi mente.
El principal recuerdo de mi primera temporada intentando lo que entonces aún era un proyecto, fue la lluvia. Había pasado dos meses en Squamish y me parecía que la palabra Squamish era sinónimo de lluvia y, por lo tanto, de fisuras mojadas. Mis intentos fueron prometedores pero mi espíritu se agotó ante ese clima desfavorable. Me fui con las manos vacías.
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«Cobra Crack pasó de ser un proyecto de escalada a un recuerdo lejano»
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Regresé al año siguiente. Tres días después de mi llegada, una vieja lesión de rodilla resurgió, obligándome a irme con muletas y regresar a Suiza para someterme a una operación. Durante el mismo periodo, varios eventos me llevaron a no tocar la roca durante más de 13 años. En mi mente, Cobra Crack pasó de ser un proyecto de escalada a un recuerdo lejano.
Como la vida es así, retomé la escalada en 2019 de forma eventual. En 2022, por cuestiones del corazón, me mudé a Squamish. Cobra Crack pasó a ser parte de mi patio de recreo y mi progreso a la escalada me permitió considerar embarcarme en la aventura de nuevo. Al año siguiente, decidí enfrentarme a esa fisura de nuevo. Acababa de conseguir la primera ascensión de TheCrack of Destiny, así que mi nivel debería haberme permitido tener éxito en lo que entonces llamaba «La innombrable”.
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«El destino parecía estar en mi contra y la idea de una maldición con esta vía rondaba mi mente como un buitre sobre su carroña»
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La verdad es que Cobra Crack me asustaba. Temía al fracaso, pero más importante aún, temía el juicio de los demás si volvía a fallar. Sin embargo, escalarla resultó relativamente fácil gracias a un nuevo método y a mi entrenamiento para The Crack of Destiny. Pero en mi tercer día de intentos, me caí mientras alcanzaba la última presa, me di un gran tirón y me rompí la muñeca en tres partes. Mi temporada de escalada terminó abruptamente, y mi relación con la Cobra, lejos de llevarme al tan deseado final feliz, dio otro giro dramático. Era casi increíble. El destino parecía estar en mi contra y la idea de una maldición con esta vía rondaba mi mente como un buitre sobre su carroña.
La vida continuó, no obstante. Retomé los entrenamientos a finales de otoño y recuperé mi forma física para finales de invierno. La idea de escalar Cobra Crack nunca me abandonó, pero la tentación de rendirme era fuerte. Primero, quería dejar abierta la posibilidad de perseguir mi pasión sin necesariamente tener éxito. Después de todo, era solo una vía entre muchas, y no estaba obligado a escalarla. Squamish me ofrecía varios proyectos de vías nuevas que había visto el año anterior y estaba mucho más motivado a desgastar mis dedos allí que en Cobra Crack.
También estaba la cuestión de aprender de mi pasado…
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«Este miedo crecía por el hecho de que ya no pertenecía a la categoría de los jóvenes, ese grupo de humanos que tienen la libertad de perder su tiempo en lo inútil»
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¿Acaso todos esos fracasos alrededor de la Cobra no indicaban que debía seguir adelante, abandonar, dejar ir? Y luego, claro, estaba ese miedo persistente mencionado antes. El miedo al fracaso, pero más importante aún, el miedo a experimentar esa forma de humillación que potencialmente sentiría cualquiera que se compromete y se expone a un objetivo que podría estar más allá de su alcance. Este miedo crecía por el hecho de que ya no pertenecía a la categoría de los jóvenes, ese grupo de humanos que tienen la libertad de perder su tiempo en lo inútil.
Pero algo más también persistía dentro de mí. Ese susurro del corazón, ese deseo de seguir adelante, una determinación de cruzar la línea de meta. Escalar Cobra Crack había sido el sueño de mi juventud, y en cierto sentido, seguía siéndolo. Además de ser una de las vías más difíciles del mundo, es una de las más bellas.
Didier Berthod en el mítico paso del monodedo de ‘Cobra Crack’. Foto / Brett Lowell
También sabía que podía colocar una nueva pieza de autoprotección en la parte superior, evitando otro caída potencialmente peligrosa para una de mis muñecas. Finalmente, por encima de todo eso, crecía dentro de mí un cierto sentido de responsabilidad. Me habían dado lo que se les da a pocos: en primer lugar, cierto talento para la escalada, y especialmente para las fisuras. En segundo lugar, la posibilidad de una segunda oportunidad. Incluso después de 13 años de pausa, no me había resultado demasiado difícil recuperar un nivel relativamente alto de escalada. Y ahora, aquí estoy, viviendo en Squamish, donde está Cobra Crack. ¿Y cómo no mencionar a todos los escaladores y amigos que creen en mí y me animan a no rendirme? ¿Acaso no era mi responsabilidad entonces seguir adelante y hacer uso de mi talento y todas esas oportunidades que me habían sido dadas?
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«Esta vez, mi compromiso sería más profundo que nunca»
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Así que decidí comprometerme de nuevo. Pero esta vez, mi compromiso sería más profundo que nunca. Decidí enfrentar mis miedos como nunca. Tomar el control de mi destino y repeler la maldición. Como dijo el poeta: «Puedes hacer cualquier cosa que te propongas, amigo». Y eso empezó por llamar a «La innombrable» por su verdadero nombre: Cobra Crack. También compartiría abiertamente con mis amigos que mi proyecto era Cobra Crack, exponiéndome radicalmente al potencial juicio descrito antes. Finalmente, dejé el resto de proyectos de lado, por el tiempo que fuera necesario, para escalar la Cobra.
Acepté el hecho de que podría ser visto como el nuevo Sísifo condenado, subiendo mi piedra cuesta arriba una y otra vez. El momento había llegado, tal vez no para el éxito, pero sí para el coraje y la determinación. El momento de simplemente ir a escalar, aunque el fracaso o los susurros fueran el resultado. Era hora no solo de escalar libremente, sino de vivir libremente.
¿Cuál fue la clave del éxito? ¿Fue el esfuerzo espiritual necesario para deshacer lo que podría llamarse mi maldición? ¿Enfrentar el miedo, comprometerme más que nunca, abrazar el fracaso y los comentarios como un posible resultado, y elegir simplemente ir a escalar sin otra motivación que divertirme, esforzarme, vivir y compartir la pasión, y pasar tiempo privilegiado con gente increíble? Quién sabe… Pero es probable que haya sido eso.
En cualquier caso, si escalar Cobra Crack no me hubiese llevado a comprometerme a este nivel, creo que habría perdido una de las enseñanzas más ricas que la escalada podría haberme ofrecido».
Contenido realizado con la colaboración de Black Diamond.
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