Michael Piccolruaz ha realizado la tercera ascensión de Alasha, en Mallorca. El italiano, olímpico en Tokio 2020, realizó un viaje a la isla balear pocas semanas después de competir en los Juegos Olímpicos para escalar en los acantilados mallorquines. Le acompañaba Jakob Schubert entonces, quien se fue de allí con dos buenos botines: Alasha y Es Pontàs. En ese mismo viaje Piccolruaz tuvo muy cerca Es Pontàs, cayendo después de haber hecho el famoso dinámico, y también probó Alasha. En esta ocasión, y de momento, ha podido cerrar uno de los dos proyectos.
Alasha es una vía de psicobloc que reserva lo mejor para el final, con un crux de unos 12 movimientos alrededor del 8B a 18 metros sobre el Mar Mediterráneo. Chris Sharma le puso el nombre de Alasha pensando en el nombre de su hija mayor, Alana. Es una combinación de las tres primeras iniciales del nombre de su hija y las tres primeras iniciales del apellido Sharma. El norteamericano afincado en Catalunya no graduó la vía.
Jakob Schubert se anotó Alasha como 9a. Así lo certificaba en su perfil en The Crag y la equiparaba en dificultad, más o menos, a Es Pontàs, aunque esta última le costó más. Piccolruaz no ha opinado sobre la dificultad de Alasha pero lo que sí ha explicado es lo que le ha costado lidiar con las condiciones. Hace unos días, cuando empezó a sentir que podía encadenar la vía, dijo resignado: «Jamás había luchado contra unas condiciones así. Ahora que finalmente la humedad es más baja y la pinza del invertido y el agujero que cojo con derecha están casi secos, la pequeña presa invertida que cojo con la izquierda gotea desde dentro».
Con Alasha en la libreta Piccolruaz ya puede centrar sus esfuerzos en el arco de Es Pontàs. ¿Será en esta misma temporada?