Kai Lightner no ha perdido el tiempo desde que llegó a Catalunya hace unos días. El norteamericano ha escogido Santa Linya como lugar en el que trabajar sus proyectos y de momento ya ha conseguido cerrar tres. A finales de febrero demostró que había alcanzado su pico de forma de la temporada con el encadenamiento de Death of Villains 5.15a (9a+), en Hurricave (St. George, Utah), y parece que se sigue manteniendo bien arriba.

En el lapso de una semana, Lightner ha encadenado en la Cova Gran, en este orden: Direct Into Your Fabelita 9a, Ciudad de Dios 9a/+ y Open Your Mind Direct 9a/+. No se ha encontrado con las mejores condiciones en la cueva durante los últimos días debido a la lluvia, que acabó filtrando por las paredes y mojando la mayoría de vías. Así lo explicaba justo después de encadenar Ciudad de Dios: «Mientras que casi todas las vía de la cueva estaban mojadas, la línea que estaba en mi lista como próximo proyecto estaba seca, exceptuando una presa. Y además, el día que la encadené el tacto era muy bueno. Decidí secar la presa mojada y darle una oportunidad a la vía. Unos minutos más tarde pasaba con éxito la cuerda por la reunión».

Kai visitó Catalunya por primera vez en 2014, cuando encadenó Era Vella 9a, en Margalef. En ese viaje, por cierto, Chris Sharma fue su anfitrión.

 

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Doug McConnell firma su primer 9a, en Santa Linya

Doug McConnell también lleva unos días abonado a la Cova Gran y los resultados han acabado llegando. El reconocido escalador australiano consiguió hacerse durante los últimos compases de marzo con La Fabela pa la Enmienda, una línea que ha supuesto de su primer 9a.

«La había probado un poco el año pasado pero me di cuenta que era imposible para mí porque no tenía el suficiente tiempo para trabajar. Decidí apartar el proyecto e hice una vía a la izquierda de La Fabela pa la Enmienda que comparte la parte final. Este año lo aposté todo a una carta, invirtiendo todo el mes de marzo en el 9a. Sin entrenar, sin otros proyectos. Progresé muy bien pero la meteorología no me acompañaba. Finalmente, la previsión daba un día frío justo antes de que empezaran las lluvias. Aparecía la presión y todos en la cueva eran conscientes que ese era, quizás, el último día óptimo para encadenar sus respectivos proyectos. En mi segundo intento pude encadenar. Al día siguiente empezó a llover y seguramente la vía quedó impracticable durante un mes aproximadamente, ¡jaja!».

 

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