24 de noviembre de 2024

Madre no hay más que una

Berta Martín, una mamá siempre motivada

Berta Martín escaladora
Berta Martín en 'Marroncita' 8b. Foto / Israel Macià
 

La vida de los humanos, como la de cualquier ser vivo, puede reducirse en esencia a nacer, crecer, reproducirse y morir; con la diferencia de que se nos supone inteligentes y podemos alterar la forma natural de algunas de estas etapas.

En este sentido, me he dado cuenta que entre el colectivo de escaladores la perpetuación de la especie es, por decirlo de alguna manera, más bien exigua.

Sin embargo, ¡oh, sorpresa! Estamos de enhorabuena, no todo está perdido. Los genes de los más «monos» perdurarán, puesto que algunos de estos seres se pusieron en los últimos tiempos manos a la obra para vencer las estadísticas del invierno demográfico estatal y consiguieron que varios retoños fueran alumbrados el año pasado.

Es muy probable que al quedarme sin el apoyo que antes se me brindaba finalice con Berta Martín la serie de entrevistas dedicadas a los escaladores pro de reciente paternidad o maternidad. Primero fue Ander Lasagabaster, le siguieron Dani Fuertes y Silvia Borgoño y ahora os dejo con la de la catalana, quien ya tiene dos niñas. Antes de tal responsabilidad Berta estaba acostumbrada a subir a podios en las competiciones nacionales. Seguro que con su gran motivación no tardará en recuperar la forma para volver a apuntarse vías duras.

«La vida son dos días y hay que hacer de todo. Hay que arañarla y los hijos no deben ser un impedimento»

¿Puedes hacer un pequeño resumen de tus comienzos en la escalada y de tu vida deportiva desde entonces?

¡Uff! Es muy largo… Comencé a escalar con Carles Brascó y Anna Ibáñez. Soy de la generación posterior a la que inauguró las competiciones de escalada a finales de los 80. Toda mi vida como escaladora ha girado alrededor de las competiciones. Viví siete años en el País Vasco junto a Patxi Arocena y de él aprendí muchísimo en este ámbito. En el 97 era una de las regiones con más plafones y gente fuerte, grandes deportistas como Josune Bereziartu, Leire Agirre, David Carretero, todos los jóvenes de Vitoria, etc. Dejé atrás el paraíso del sol y la roca catalana hasta que me di cuenta de que mi tierra me llamaba.

Durante estos años logré ser Campeona de España Bloque en 2001 y subcampeona de la Copa de España un par de años, además de numerosos podios. También, durante dos años consecutivos gané el Campeonato de España de velocidad.

Regresé a Catalunya en el 2004 para comenzar un enfoque diferente. Hablé con David Macià para que me entrenara. Él no lo tenía muy claro al principio porque me decía que tendría que retroceder mucho conmigo, que estaba muy mal entrenada y me rompía rápido. Tardé un par de años en ponerme a tono con él. Siempre fui muy disciplinada. Junto a él conocí una metodología implacable de entrenamiento y una gran confianza en mí misma que me permitió evolucionar un 200%. También gracias al cambio conocí a Israel, mi marido y padre de mis hijas.

Desde el 2004 con David conseguí ganar la Copa de España en 2006 y cuatro veces más el Campeonato de Bloque, un Campeonato de Dificultad de España… Desde ese año no me bajé nunca del podio en ninguna de las modalidades. También conseguí encadenar en roca 8b+ en Sadernes, Rodellar y Oliana. David me ayudó a ser polivalente.

Berta compitiendo en una prueba de bloque hace ya unos años. Foto / Israel Macià

¿Siempre quisiste tener hijos o, especialmente con Geila, simplemente ocurrió?

Siempre había pensado en ello, sí. Creo que es algo imprescindible para muchas mujeres. Nos ayuda a conectar con una esencia vital de nuestra existencia, dándole más sentido a la propia vida.

¿Crees que ayudó el hecho de que tu pareja sea también escalador?

Es un hecho irrelevante en este sentido.

¿Con cuántos años tuviste a cada una de tus niñas?

Con Geila, que ahora tiene 11, yo tenía 31; y, con Alma, 40 años.

Cuando uno tiene un hijo supongo se es consciente de que le llevará una buena cantidad de tiempo, sobre todo durante los primeros meses. Especialmente en tu primer embarazo, ¿tuviste alguna inquietud antes de concebir, durante o tras el alumbramiento acerca de cómo esto iba a afectar tu carrera como escaladora pro?

No tenía muchas dudas. En el fondo siempre tuve la sensación de que todo iba a salir bien y de que me recuperaría al 100% rápido. Soy muy adicta al deporte y necesito mantenerme en forma siempre. Con el primer parto fue fácil y eso me engañó para el segundo. Y es que no recuperas el cuerpo igual con 40 años. Y, evidentemente, es doble trabajo, menos tiempo… y perdí un poco mi motivación.

Afortunadamente cada vez hay más chicas que escalan, pero entre las generaciones más veteranas el número es relativamente pequeño. ¿Tuviste alguna referencia, algún apoyo de alguna otra mujer que ya hubiera pasado por ello y que te sirviera para resolver dudas?

En mi primer embarazo tenía la referencia de dos buenas amigas que ya habían tenido hijos, Mariona Martí y Esther Cruz. Al año de haber dado a luz estaban inhumanas y su energía vital era imparable. ¡Sabía que era posible!

«Soy muy adicta al deporte y necesito mantenerme en forma siempre»

Berta 'Géminis'
Berta Martín en el 8b+ de referencia de Rodellar, ‘Géminis’. Foto / Israel Macià

¿Cómo fueron los embarazos? ¿Hasta qué momento de gestación pudiste seguir escalando y cómo lo hacías?

El primer embarazo fue estupendo. Pasé un verano en el sofá con nauseas, pero después, a partir de septiembre se hizo la luz y pude escalar (siempre con precaución, en top-rope) todo el otoño. En invierno seguí entrenando en el rocódromo. Solo hacía entre 100 y 200 movimientos, etc. Los últimos meses de embarazo, en invierno, fueron muy cómodos.

El segundo fue completamente al revés. Los últimos meses, en pleno verano con calor, se te pone el cuerpo como un elefante y te cuesta andar y respirar. Ni me apetecía escalar ni nada. Sólo contaba las semanas y los días tirada en el sofá. Esa inactividad me pasó factura para mi objetivo de recuperarme rápido. Todo mi cuerpo se desajustó a nivel de osteopatía y muscularmente también. A los seis meses de escalar, incluso suave y con sobrepeso, sufrí una epicondilitis que arrastré siete meses sin poder hacer casi nada. ¡Un rollazo, vamos!

¿Y los médicos? ¿Fueron pesados con el hecho de que no escalases o algo semejante?

La verdad es que ni se lo comenté. He actuado siempre con intuición. Las mujeres de países subdesarrollados trabajan en el campo con críos a cuestas y panzas a tope. Aquí podemos hacer nuestras actividades si el cuerpo nos lo permite, mientras no tengas un embarazo de riesgo…

¿Notaste que la hormona relaxina propiciase algo diferente a la hora de escalar?

¡Que te jode viva! Es un descontrol. Si eres receptiva con tu cuerpo ya te das cuenta rápido que nada responde a tus órdenes. Ni las piernas ni la espalda, … Un caos.

Para una madre los cambios biológicos son más que evidentes. ¿Cómo los fuiste viviendo y, sobre todo, cómo recobraste la forma y el físico tras dar a luz?

Entrenando y comiendo menos. Yo cogí peso, mucho peso con ambas. Después de los nueve meses del primer embarazo comencé a hacer dieta y a entrenarme a tope para las competiciones. Un incremento de ejercicio es básico para adelgazar, más que la dieta. Ahora llevo 16 meses después del segundo parto y todavía estoy con 4 kilos de más. Necesito quemarlo entrenando. Ahora no tengo un objetivo tan determinado ni tanto tiempo, pero en el fondo de mi alma sigo el camino hacia el cambio.

En ‘Picos Pardos’ 8b, Oliana. Foto / Toni Mas Buchaca

¿Qué es lo más difícil a la hora de mantener el equilibrio entre los hijos, el trabajo y seguir apretando?

Mantener la motivación para entrenar en el poco tiempo que te queda. Cuando te dices: «Tengo una hora para relajarme, entrenar, terminar una tarea en el ordenador, …». Me está costando motivarme, tengo que ponerme en modo robot y no pensar demasiado, si no, no entreno.

Ya os habéis llevado a la niñas a escalar con vosotros. Supongo que haciendo boulder todo es más fácil, pero para hacer deportiva, ¿cómo os habéis apañado? ¿Cuál es la intendencia extra necesaria para ir con ellos a la montaña?

La intendencia extra es no pensar demasiado en los extras. ¡Hay que ir y se va! Yo no soy ni de coger juguetes ni nada, apenas una manta de juego. Soy un poco troll para esto. Mi hija mayor escala, claro… Ya le dije que no le quedaba más remedio y que mientras estuviera bajo mi tutela mejor se espabilara a aprovechar el tiempo escalando y a hacer algo de provecho junto a mí. Cuando pueda decidir y andar a sus anchas ya veremos. Ha encadenado hasta 8a de vía y 7C de bloque. Confío en que algún día me ponga las cintas ella en un proyecto. ¡Eso sería la bomba!

«Solo me apetece salir a roca y encontrar vías que me enganchen»

 

¿Cuál es el mayor de los peligros y miedos que como padres afrontáis cuando os las lleváis a escalar?

Una zona con desprendimientos de piedras con vías precarias.

Desde tu experiencia como madre de dos niñas, ¿tienes algún consejo para aquellas escaladoras que estén pensando en tener hijos o ya los hayan tenido?

¡On fire! La vida son dos días y hay que hacer de todo. Hay que arañarla y los hijos no deben ser un impedimento. Que vengan y se adapten y crezcan con energía y aprendan de ti la valentía para afrontar lo que sea.

Berta Martín junto a sus dos hijas
Berta Martín junto a sus dos hijas, Geila y Alma. Foto / Ignacio Sandoval Burón

Parece que la mayor de tus hijas, Geila, por el momento sí que está motivada escalando. ¿Cómo lo has hecho para que no lo aborrezca?

Mmm… Nadie dijo que no lo aborrezca un poco. Le gusta en su justa medida y se le da muy bien. Se lo pasa bien entrenando con sus compañeras y lo disfruta y sabe manejarse en un reto. Pero si le das a elegir, prefiere un fin de semana esquiando con sus primos, en la playa, o una tarde de cumpleaños con sus compañeros porque son cosas a las que no tiene acceso a menudo.

¿Qué ocurriría si la opción vital de una de ellas se va por unos derroteros muy distintos? ¿Estás preparada para, por ejemplo, llevarlas al partido de fútbol o baloncesto cada domingo en lugar de salir a escalar?

No lo estoy. Lo he vivido durante tres años: ha hecho gimnasia rítmica —competiciones regionales solo dos o tres al año—, pero es inviable. Son como 7 horas dentro de un pabellón esperando a que baile 2 minutos. Lo hemos suspendido.

Llevas muchos años esponsorizada. ¿Has llegado a vivir alguna vez exclusivamente de escalar?

¡No, qué va! En una época ganaba bastante de diferentes patrocinadores, pero solo fueron dos o tres años. No como para vivir, ni mucho menos.

¿Has notado alguna vez el machismo en la escalada?

No, para nada. He visto chicos un poco como rabiando cuando alguna chica les ha dado matarile, pero no lo considero machismo.

¿Sigues manteniendo la misma motivación que cuando eras más joven?

Las distracciones diarias me mantienen alejada de ese sentimiento tan básico que solía tener. Pero cuando pruebo una vía nueva que me gusta vuelve a arder la llama.

¿Y entrenando? ¿Lo haces bajo la disciplina de tu cuñado?

No. Hace dos años que no entreno nada sistemático. Me he perdido en la comodidad. Solo me apetece salir a roca y encontrar vías que me enganchen.

A nivel de rendimiento, ¿aún hay mejoría o te has estancado?

Podría haberla si entrenase, seguro. No tan exponencial, pero paulatino… Hace falta ser sistemático y muy precavido con las cargas y las lesiones.

Berta Martín escalando
Foto / Israel Macià

¿Conseguiste volver al 8b el año pasado?

No. Solo encadené un 8a y luego me lesioné el codo. Quiero conseguir el 8b antes de que termine 2019.

¿Has encontrado algún proyecto de 8b+ u 8c acorde a tu físico y aptitudes?

Qué va, qué va. Hasta que no me vea bien del todo no puedo focalizarme en eso porque me corroe las entrañas.

Si tuvieras una máquina del tiempo, ¿te gustaría volver atrás para cambiar algo?

Muchas cosas, sí. Entrenamientos y a nivel de vías. Probaría cosas más duras cuando tenía el físico.

¿Qué canciones escuchas ahora mismo?

A change is gonna come, de Sam Cooke.
Stay, de Ryanna.
Heaven bells, de Freedonia.
For whom the bell tolls, de Metallica.
Send my love, de Adele.
Human, de Rag’n Bone men.

Preguntas rápidas

Edad: 41.

Altura: 1’56 cm.

Envergadura: 1’60 cm.

Peso: 56 kg.

Zona de escalada favorita: Montserrat.

Lugar que querrías visitar: Rocklands (ya estuve en 1997, pero quiero volver).

Comida preferida: Sushi.

¿Religiosa o espiritual? Creo en la reencarnación del alma.

¿Qué película recomendarías? Big Lebowski, con Jeff Bridges.

¿Qué libro regalarías? La Pasión, de Jeanette Winterson.

Referentes en la escalada y en la vida: No tengo. El referente que sigo ahora es la mejor versión de mí misma.

Puntos fuertes escalando: Rápida y explosiva.

¿Y los débiles?: Resistencia larga.