David Bermúdez ha encadenado Potemkin 8c+, en Cuenca. Es la primera vía de 8c+ para el joven escalador de 13 años, que en total ya acumula más de 50 líneas entre el 8a y el 8c+. Potemkin es una de las clásicas de la escuela manchega. Localizada en el sector Rincón de la Ermita, la equiparon Eva López y Dafnis Fernández en 2008.
«Empecé a probar Potemkin a finales de Semana Santa. El fin de semana pasado volví y finalmente pude encadenarla. He realizado ocho o nueve intentos. No es la vía que más me ha costado encadenar hasta ahora y en este caso no he podido utilizar métodos propios, como en otras ocasiones», explica David.
El ritmo de encadenamientos de Bermúdez es de vértigo. Hace pocos días, durante las vacaciones de Semana Santa, encadenó, también en Cuenca, Specka 8a, Public Enemy 8a+/b y Johnny Mamemonic 8b y además sumó dos vías más de 8c a su libreta: Citania y Sumazero. La vía más dura con la que contaba el madrileño hasta ahora (al menos sobre el papel) era El Calvario del Sicario 8c/+, que se anotó el pasado mes de febrero.
«Ahora ya he empezado a probar El Intento 8c+/9a y he podido hacer todos los movimientos. Pienso en el 9a a medio plazo, ¿por qué no? De momento en Cuenca es donde tengo más facilidad para escalar y trabajar los proyectos, y más allá de pensar en el 9a, fuera de aquí me gustaría poder escalar vías como Pal Este 8c, en Margalef, o La Rose et le Vampire 8b, en Boux (Francia)», comenta el pequeño de los hermanos Bermúdez.
A diferencia de la mayoría de jóvenes de la edad de David Bermúdez, o de su hermana Adriana, que actualmente se inician en la escalada a través de los rocódromos, los hermanos Bermúdez escalan en roca desde bien pequeños. Nos lo explicaba Isabel Carbonell, madre de David y Adriana, hace un tiempo: «Los dos llevan escalando unos dos años, aunque han estado a pie de vía desde que nacieron. Nosotros no nos perdemos ni un fin de semana de escalada. Están muy familiarizados con el entorno en general. A los 15 días de nacer cada uno ya pasaron su primer fin de semana en la montaña. Los dos conocen muy bien lo que supone la escalada y los valores que representa. Para ellos es algo más que natural estar observando a escaladores y escaladoras de alto nivel continuamente y además, sus condiciones están marcando el paso en su evolución en este deporte».