Puede sonar a tópico, pero la realidad es la que es. El boulder en España no sería lo mismo sin Celso Martínez, «Finuco» para los amigos, y para casi todo el mundo… A finales de los años 80 del pasado siglo, en plena explosión de la escalada deportiva, Finuco tenía suficiente con el muro de 5 metros del Dique de Abrigo, en A Coruña, para entrenar y soñar con grandes paredes.
Con 17 años viajó a Estados Unidos para escalar El Capitan. Solo hacía un año que se había iniciado en el mundo vertical. Antes de los 20 volvió a la meca californiana, al Valle, como él llama cariñosamente a Yosemite, y empezó a codearse con los que entonces eran los mejores escaladores al otro lado del charco: Ron Kauk, John Bachar, Jim Bridwell, etc.
Finuco dejó su huella en el Valle de Yosemite por varios motivos, pero el principal fue por llevarse la sexta ascensión absoluta de Midnight Lightning, el problema de boulder con los siete movimientos más famosos del mundo. Kauk, que acabó convirtiéndose en colega de Finuco, había realizado la primera ascensión del problema en 1978.
Más allá de su faceta como escalador, Finuco también ha llevado su pasión hasta el terreno laboral. Con la fundación de Top 30 y la creación de la marca de ropa de escalada Deep Eyes, el gallego apostó por un sector incipiente en España, que se encontraba entonces a años luz de países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra.
Actualmente es el responsable de toda la línea de ropa casual y de escalada de la marca Trangoworld; trabaja como relaciones públicas con Climbskin y es el director de los Street Games Coruña, donde se engloba el evento Psicoblok Master Series.
Con Midnight Lightning como excusa, hablamos con Finuco para que nos explique algunas anécdotas de sus viajes a Estados Unidos y nos desvele un secreto tenía bien guardado desde hace años.
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«Por las tardes, después de escalar a veces con Ron Kauk, otras con John Bachar, a última hora del día siempre le dábamos algún pegue Blanco y yo»
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¿Cómo empezó tu idilio con Yosemite y en concreto, con Midnight Lightning?
En julio de 1983 partíamos por primera vez hacia Yosemite con la intención de escalar El Capitan, aunque nuestro estilo en escalada era más el boulder. Eso era lo que practicábamos a diario en el muro del dique en el puerto de A Coruña. Era básicamente nuestro entrenamiento.
Vimos Midnight Lightning por primera vez cuando llegamos al valle. Después de escalar la Nose y convertirnos en la cordada más joven del mundo en hacerlo -con 18 años-, justo antes de volver a España hice la primera tentativa al problema de boulder más famoso y probado de todos los tiempos. Entonces pude realizar casi todos los movimientos. Llegué hasta el crux, la popular presa del rayo. Lo probamos mi compañero Fausto, algunos amigos mexicanos y yo.
Tardaste relativamente poco en volver, ¿verdad?
Volví a Yosemite en noviembre de 1985 sin billete de vuelta y tras escalar en varios lugares de California, en la primavera del 86, junto a mi amigo Francisco Blanco, hicimos del Camp IV nuestra residencia por tiempo indefinido.
En la primavera del 85 ya conocía más la roca y tenía más experiencia y nivel para tratar de encadenarlo. Por las tardes, después de escalar a veces con Ron Kauk, otras con John Bachar, a última hora del día siempre le dábamos algún pegue Blanco y yo.
Y entonces llegó la que tú llamas «la semana mágica».
Sí, la semana mágica de finales de junio de 1986. Justo después de hacer la Nose con Blanco en 17 horas y antes de marcharnos a Atlanta, donde ganamos una competición de boulder, conseguí hacer realidad uno de mis sueños: escalar el mítico Midnight Lightning. Pasé a formar parte de la escasa pandilla de escaladores que lo habíamos logrado hasta entonces. Los americanos empezaban a invitarnos a cervezas y a aceptarnos en la comunidad del Camp IV. Como decía, sucedió antes de ir con Ron Kauk a Atlanta a una competición de boulder sobre roca natural.
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«Fue un momento mágico, estaba eufórico y muy motivado. En el transcurso de tres días se habían cumplido dos sueños»
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¿Nos puedes dar más detalles sobre esta semana?
Claro, lo resumiré en tres partes. La noche más corta del año del 21 de junio de 1986 nos tomamos unas cervezas con Ron Kauk. Ron nos acercó hasta la base del Capitan y a medianoche empezó nuestra aventura para escalar la Nose en el día. Esa misma noche tras nosotros empezaba también la vía, y en solitario, Charles Cole, el fundador de 5.10. Una hora más tarde desistió y desde la base nos sacó la única foto que tenemos de la ascensión. Nosotros no llevábamos cámara. En pantalón corto y con un par de zumos encima, el mismo día llegábamos a la cumbre del Capitan a las 17 horas. Nos convertimos en los primeros españoles que lo escalaban en el día.
Aquí empieza la segunda parte. Bajamos ese mismo día de la cima. La gente del Valle nos felicitaba y Ron nos comentó que se iba a una competición de boulder a Atlanta. Sin pensarlo dos veces, le dijimos que nos gustaría ir con él, aunque había un problema… ¡no teníamos ni un pavo! Y Atlanta está en la costa contraria a Yosemite. Había que coger un avión, etc. Tuvimos suerte y unas amigas del Valle nos dejaron el dinero. Así que pudimos viajar hasta Atlanta, pero justo antes de partir llegaría mi encadenamiento en Midnight Lightning. Los veteranos del Camp IV volvían a invitarnos a cervezas. ¡¡Dos días antes por la Nose y después por el Midnight!! Fue un momento mágico, estaba eufórico y muy motivado. En el transcurso de tres días se habían cumplido dos sueños.
Seguro que tienes muchas anécdotas relacionadas con este bloque.
Sí. Una vez encadenado, todos los días al final de la jornada de escalada me iba directo al Camp IV a repetirlo varias veces como entrenamiento y para que no se me olvidase, ¡jeje! Una de esas tardes recuerdo a un jovencísimo Yuji Hirayama, con 16 años, que estaba acampado con otro grupo de japoneses, que venían silenciosamente a verme, y se oían los típicos murmullos a lo japonés. Años mas tarde Yuji hizo una proyección en Benasque y comentaba fotos de esa época, diciendo que había visto a un escalador español bailando sobre el Midnight y que quería venir a Europa para escalar así. Otra buena anécdota sobre este bloque fue el enseñarle a Wolfgang Güllich los trucos del mantel para poder encadenarlo.
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«Como no teníamos ni un solo dólar, cambiamos los regalos de material por comida»
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Nos falta la tercera parte, el viaje a Atlanta.
Antes de explicarlo, quiero recordar que durante todos esos años haciendo boulder y probando estos bloques altos, no habían crash pads y los colegas no te protegían. ¡¡Caídas y a seguir, jaja!!
La semana mágica acabó con el viaje a Atlanta junto a Ron Kauk para participar en una competición de boulder. Para sorpresa de todos, gané la prueba, Blanco fue segundo y Ron tercero. ¡Esto ya fue la ostia! Aparecimos en el canal ABC Sports y en algunos periódicos. Eso sí, como no teníamos ni un solo dólar, cambiamos los regalos de material por comida. De regreso al Valle, Ron nos llevó a Ventura, donde está el cuartel general de Patagonia. Allí nos esperaba una fiesta sorpresa para nosotros, ¡¡flipante!!
Actualmente es fácil comprar un billete de avión y viajar a cualquier parte del mundo a escalar. Es algo habitual entre la comunidad escaladora. Cuando tú lo hiciste para descubrir Yosemite no era tan común…
He viajado 22 veces a Estados Unidos a lo largo de más de 25 años. Siempre han habido ideas y proyectos, competiciones, ferias, … a lo largo de esos años. A principio de los 80 se trataba de proyectos en Yosemite; escalar el Capitan por diferentes rutas. Después vino la gran aventura de 365 días allí seguidos; más tarde en los 90 fueron viajes esporádicos a ver a los amigos del Valle y escalar por diferentes estados del país, así como ir con el equipo español de competiciones; y ya a partir del 2000 viajes a ferias, visitas a fabricantes, y por último a Salt Lake City para la organización del Psicobloc Masters Series, con Dani Andrada, Miquel Riera y Chris Sharma.
Tu vida siempre ha estado ligada a la escalada. Primero como escalador puro y duro y después en tu faceta como empresario. Me parece que respecto a los negocios también tienes algo entre manos en relación a Midnight Lightning.
Aunque hayan pasado los años, ese bloque sigue presente en mi mente como uno de los más bonitos, espectaculares y con más historia de todo el mundo. Por ese motivo, en 1997, en uno de mis viajes al Valle, como no, acompañado de Blanco, llegué allí con un objetivo que nadie podía imaginar. En aquel momento nosotros éramos socios fundadores de la empresa Top 30. Así que se me ocurrió la idea de reproducir nada más y nada menos que Midnight Lightning. Una idea loca, sí, pero era lo que me molaba. En vez de meter material para hacer El Capitan, en mi petate metí silicona líquida, un catalizador, un láser del momento, etc.
Algo así solo se te podía ocurrir a ti…
Al llegar al Valle lo primero que hice fue preguntarle a Ron si me daba permiso para poner silicona en las presas y así poder reproducir el bloque, ¡¡flipó!! Él me dijo: «¿Pero eso se despega después, no? ¿Y no dejará los cantos peor? Le respondí: «Nooo, don’t worry». Aunque realmente no tenía ni idea de lo que podía pasar.
¿Y qué pasó?
Nos fuimos a Mariposa a comprar unos listones de madera para fabricar el parapeto casero para poder poner el láser y medir todas las distancias entre presas, etc. Parecía todo muy profesional, ¡jaja! Nadie había hecho eso antes, era innovación made in Spain. Me puse manos a la obra justo delante del bloque y claro, lo prueba a diario mucha gente… Los escaladores me vieron empezando a poner, brocha en mano, silicona a las presas. Nadie entendía qué pasaba. Al cabo de un rato llegaron los rangers: «Hi, what’s happening here? What are you doing? Have you asked permission?». Mi contestación: » ¡Claro agente! He pedido permiso a Ron kauk y a la administración del Valle. No iba a hacer esto sin permiso, ¿no cree?». Se quedaron tan alucinados de todo y de mi contestación que me saludaron y se fueron. Astucia española o incredulidad yanki, ¡jaja!
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«Soy el único tío del mundo que tiene en casa los cantos de Midnight Lightning«
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¿Cómo acabó la historia?
La silicona estuvo en todos los cantos durante 24 horas. No se podía tocar nada. Sinceramente, estaba acojonado. Aunque ya teníamos experiencia con siliconas, puesto que en Top 30 hacíamos presas y sabíamos de qué iba, estaba un poco mosca por si quedaban bien los cantos.
Pasadas las 24 horas llegó la hora de la verdad. Fui sacando la silicona seca de cada canto y ¡bingo!, las presas ya eran mías. Lo mejor de todo es que el bloque quedó muy limpio, la silicona había quitado toda la porquería acumulada de años, estaba más limpio que nunca. Reto conseguido, soy el único tío del mundo que tiene en casa los cantos de Midnight Lightning.
Entonces, ¿veremos el problema de bloque más mítico del mundo finalmente reproducido algún día?
La idea final, aunque todavía no haya visto la luz, era realmente para reproducirlo en fibra, con los cantos idénticos, y poder llevarlo a las competiciones. Así la gente lo podría probar y hablar de la gran historia del bloque más famoso y probado del mundo. En próximos eventos veremos si este sueño se llega a hacer realidad.