19 de marzo de 2024
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Reportajes

Royal Robbins, referente y leyenda de la escalada

Royal Robbins escalador
Royal Robbins después de escalar el Half Dome Foto / Glen Denny
 

Royal Robins fallecía el 14 de marzo a los 82 años. El suyo fue el nombre que más sonó en el Yosemite de los años sesenta, la época dorada. Figura clave en la historia de la escalada, Robbins revolucionó el estilo en el valle californiano y sentó las bases de la escalada limpia y en libre.

Marcando las reglas del juego

Robbins nació el 3 de febrero de 1935 y con tan sólo 26 años, en 1961, ya se convirtió en una referencia en Yosemite. Los sesenta fueron su década prodigiosa. Con la repetición de la ‘Nose’, donde retiró todos los pitones que encontró en la vía, y la apertura de la ‘Salathé Wall’ -ambas en El Capitán-, un joven Robbins definió mejor que nadie la escalada de grandes paredes, de big walls. La ‘Salathé’ y sus 900 metros se convirtieron en la vía en pared más difícil del mundo.

En 1964 volvió a hacer temblar los cimientos del Valle abriendo, otra vez en El Capitán, junto a Tom Frost, Yvon Chouinard y Chuck Pratt, ‘North America Wall’, subiendo un punto más la dificultad. En el Campo 4 de Yosemite debían celebrar una buena fiesta, una más de tantas otras.

La lista de primeras ascensiones y escaladas notables de Robbins es interminable. Para la historia quedan algunas destacadas como ‘Direct Northwest Face’, en el Half Dome, en 1963; ‘West Face’, en El Capitán, en 1967); o ‘Tis-sa-ack’, en el Half Dome, en 1969.

Fuera de su querido valle también dejó huella en los Alpes, pasándoles la mano por la cara a los escaladores europeos más punteros de la época. En la cara oeste del Dru abrió la ‘Directa Americana’, junto a Gary Hemmning, en 1962, y tres años más tarde la ‘Directísima Americana’.

Con ‘Nutcracker’, de nuevo en Yosemite, en el 1967, volvió a hacer historia, escalando por primera vez una ruta íntegramente con empotradores (nuts). Hoy en día esta vía sigue siendo una de las más clásicas en el Valle.

Royal Robbins y Warren Harding. Una historia de amor y odio

Toda buena historia debe contar con un digno rival, un enemigo, un competidor. En la historia de Royal Robbins ese personaje lo encarnó Warren Harding. Rebelde y polémico, Harding siempre fue «la otra cara de la moneda».

Warren Harding abrió la ‘Nose’ en una maniobra de acoso y derribo a El Capitán que duró 47 días, en el 1958. Pero ahí estaba Robbins para mejorar la marca, aunque ya no fuera para firmar la primera ascensión. Siete días del año 1960 fueron suficientes para la cordada encabezada por Robbins para hacerse con la primera repetición. Harding rabió.

El segundo episodio más destacado de esta rivalidad fue el affaire de la ‘Wall of Early Morning Light’, donde Robbins quiso volver a dejar de manifiesto su lucha por la escalada limpia. Así lo explica David Chambre en el libro ‘El 9º grado, 150 años de escalada libre’ (Desnivel, 2015): «Warren Harding se pasó cerca de un mes sobre la parte más vertical y todavía virgen de El Capitán. Metro a metro, a base de centenares de bolts, o sea, tornillos, llegó hasta la cumbre, renunciando incluso a ser rescatado en helicóptero. Escandalizado, Robbins fue a repetir la vía, usando los tornillos metidos, e iba rompiéndolos tras haber pasado por ellos. Per rápidamente, al ver que había infravalorado  la dificultad de aquella apetura, con tornillos o sin ellos, tras dos largos dejó de romperlos, y su estima y admiración por Harding crecieron». Amor y odio.

Royal y Liz Robbins en El Capitán
Royal y Liz Robbins, su mujer, en El Capitán Foto / royalrobbins.com

Empresario y destacado kayakista

Uno de los grandes compañeros de cordada de Robbins, Yvon Chouinard, fundó Patagonia. A su vez, uno de los compañeros de Chouinard, Douglas Tompkins, fundó The North Face. Y Royal Robbins, que no se quedó atrás, fundó, junto a su mujer Liz Robbins, una marca de nombre homónimo. La marca de Robbins, igual que las de Chouinard y Tompkins, sigue funcionando a pleno rendimiento y es un referente de la industria outdoor.

Con el paso de los años, Robbins sufrió problemas articulares que le fueron alejando de la escalada. Esta afectación le hizo descubrir el kayak de aguas bravas, donde también adquirió un gran reconocimiento internacional. Curiosamente, Douglas Tompkins falleció en el año 2015 en un accidente de kayak.

Royal Robbins en el Pedraforca

El escalador catalán Paquito Guillamón explica en una entrevista a Desnivel del año 2006: «(Josep Manuel) Anglada era muy amigo de Royal Robbins, el mítico escalador de Yosemite. Vino a Barcelona y Anglada le invitó a ir a Pedraforca«. Esto sucedió en el año 1966. Fruto de esta visita al Pedraforca Robbins se llevó junto a Anglada una primera en esta montaña mágica de Catalunya.

Con esta apertura Anglada y Robbins resolvieron una ruta que no se había podido ascender antes a causa de cuestiones técnicas que Guillamón explica en la entrevista: «En la pared norte del Pedraforca, había un vía que llamábamos La Oreja, pues en la parte final había un extraplomo y una fisura de unos treinta o cuarenta centímetros donde no podías empotrarte y nos suponía un gran problema. […] Y Robbins abrió La Oreja aquella. ¿Por qué? Por el material. Nosotros disponíamos, para fisuras anchas, de tacos de madera. Una brutalidad. Royal trajo una cosa que se llamaba dum-dums. Era un acero que vibraba. Y fue metiendo y la abrió».

La vía ‘Anglada-Robbins’ (160 m. ED-) destaca por dos exigentes largos donde se combinan los pasos de empotramiento con los más técnicos de diedro. La ruta se repite con cierta frecuencia.