Muchas veces nos fijamos en aquellos países donde hay grandes instalaciones de escalada, como es el caso de los países del centro de Europa: Francia, Austria, Italia, Alemania o Gran Bretaña.
Pero ciertamente, en los últimos años algo está cambiando de forma importante en Estados Unidos. Los medios especializados destacan que en la última década ha habido un gran aumento de nuevas salas de escalada y de practicantes o usuarios (como se aprecia en la figura). Estos número se refieren a instalaciones comerciales indoor, privadas o públicas, con una media de 600m2 escalables.
Esta evolución tiene dos motivos principales:
- Un cambio importante de tendencia en la sociedad, en que los usuarios que van a un gimnasio convencional han cambiado sus rutinas y se abonan a las salas de escalada. La razón es clave en todo este proceso: los usuarios prefieren hacer deporte y participar con amigos, y en las salas de escalada encuentran su lugar perfecto. Las salas americanas ofrecen tantos o más servicios que un gimnasio convencional, ya que además de los plafones de escalada, muchos de ellos cuentan con servicio de yoga, pesas, máquinas de fitness, entrenadores personales, vestidores, bar y club social. Este último punto es importantísimo, el hecho de participar de una actividad social.
- Todo este cambio no hubiera sido posible sin la gran revolución que ha sufrido la industria americana de las salas de escalada. Se podría pensar que las empresas de este sector tan específico crecerían de forma lenta, pero todo lo contrario. Cuando estas empresas, propietarias de diversas salas cotizan por decenas de millones de dólares, significa que los inversores ya han llegado a este sector, y evidentemente, quieren resultados.
A nivel estatal, ¿dónde estamos?
A nivel estatal no se llega a estas cifras, pero sí se ha visto en los últimos 10 años un incremento del número de salas de escalada. Entre estas, podemos destacar la sala del reconocido Chris Sharma, Sharma Climbing, afincado en Barcelona, que abrió una instalación de gran calidad a finales del 2015, que destaca por la superficie escalable (900 m2), sala de pesas, sala de yoga, bar, etc… Todo pensado con un cierto american style. Sin embargo, no se puede comparar con los dos grandes centros de Sharma en California, los rocódromos Sender One, con unos 2.300 m2 escalables cada uno.
Así mismo, otras salas privadas a nivel nacional destacan por esta nueva forma de instalación, ofreciendo servicios complementarios a la escalada: gimnasios, yoga, bar, salas sociales, etc. Es el caso de The Climb o Sputnik, en Madrid; Ingravita, en Igualada; la sala Piugaz, en Bilbao; la cadena de rocódromos Indoorwall; o los conocidos Climbat, entre otros.
La re-evolución y el olimpismo
De todo esto resulta tanto una re-evolución de las salas de escalada como una re-evolución en todo lo que refiere a las competiciones, con lo que puede conllevar el ser deporte olímpico.
Según números de la federación internacional (IFSC) la situación actual es la siguiente:
- 87 Federaciones Nacionales adheridas
- Calendario establecido de competiciones internacionales (para las tres modalidades de escalada: dificultad, bloque y velocidad) distribuidas en todo el mundo.
- Un total de 20 pruebas de Copa del Mundo.
- Campeonato del Mundo absoluto cada dos años.
- Campeonato del Mundo juvenil anual.
- Campeonatos Continentales cada dos años.
- Calendario anual de Paraclimbing o escalada paralímpica.
- Participación anual de unos 2.000 atletas con licencia en competición.
- Difusión en streaming de todos los acontecimientos internacionales.
- Unos 25 millones de personas practican escalada en todo el mundo.
Con estos datos, y tras la decisión del COI de incluir la escalada en el programa olímpico, son muchas las voces que han iniciado el debate sobre si un deporte como la escalada debería ser olímpico. En primer lugar, una de las decisiones más controvertidas ha sido el formato de competición, discutido por todos los atletas implicados.
Este formato sería el de combinada o overall, donde el mejor de las tres modalidades (dificultad, bloque y velocidad) sería el campeón olímpico. En escalada de competición existen verdaderos especialistas en cada modalidad, y muy pocos participan en las tres modalidades. Por eso las críticas sobre el formato.
Pero el debate no se detiene aquí, ya que muchos van más allá considerando la escalada prácticamente como un estilo de vida, con un carácter a veces rebelde, de pureza y libertad, y que sometido a unas reglas pierde su esencia. El debate sigue abierto.
Otros, más prudentes, ven una oportunidad para los deportistas, que podrán incrementar las posibilidades de ser profesionales en un circuito competitivo muy exigente, donde las horas de entrenamiento a veces no se aprecian por el público en general y que muchas veces no tienen ningun tipo de ayuda por parte de los organismos oficiales.
En este contexto, muchos se preguntan qué cambio de tendencia significará en los escaladores amateurs y aficionados toda esta re-evolución en infraestructuras mayores, y en el escaparate mediático de la competición ¿Supondrá un aumento mayor del número de practicantes en los sectores de escalada? De hecho, la respuesta actual es un sí. También se observa hoy en día una mayor demanda de formación, ya sea a través de los clubes o empresas de guías.
Todo ello tal vez va ligado con el efecto mediático de los diferentes deportes de montaña que se observa en nuestro país.
Pero habrá que explicar muy bien al público en general las diferencias existentes entre la escalada de competición y/o en grandes salas respecto a la escalada en el medio natural. Trabajo difícil, como sabemos, ya que este efecto mediático lleva a muchos a imitar lo que ven en televisión, con carencias técnicas o erróneas.
¿Y el dinero?
Y la pregunta del millón: ¿llegará por fin el dinero a la escalada para los deportistas de élite?
Si bien vemos estas inversiones en instalaciones, sobre todo en Estados Unidos, y la generación de nuevas salas privadas en nuestro país, se deberá seguir cómo se comportarán las marcas comerciales, que también han sufrido unos cambios muy importantes en los últimos años.
Las marcas tradicionales también han sucumbido al dinero de los inversores y ahora ya pertenecen a grandes grupos donde lo único que importa son los números verdes.
En definitiva, seguiremos expectantes a esta re-evolución y disfrutaremos de los movimientos imposibles de los escaladores de competición, ya sea en streaming o tv. También de los bonitos sectores de escalada escondidos del gran público, donde aún es posible escalar sintiendo el viento, el silencio, los ánimos de los compañeros en el paso difícil y el latido de tu propio corazón.