22 de noviembre de 2024

Nuevos lenguajes

En escalada de competición, ¿hablamos todos el mismo lenguaje?

Janja Garnbret escaladora
Janja Garnbret entrenando en Innsbruck. Foto / Luka Fonda
 

Muchos sabemos qué es un «monodedo», hacer un «mano-pie», coger un «invertido», utilizar una «bici» o realizar un lance a dos manos». Pero, ¿todos los que estamos vinculados al deporte de la escalada de competición tenemos y utilizamos el mismo vocabulario?

En la escalada de competición, desde la aparición de grandes volúmenes y presas, las mil variantes de pasos dinámicos, de decisión y de coordinación (al estilo parkour), … el vocabulario básico de tipos de agarres y movimientos inspirados en la roca se ha quedado corto.

Y es que en cada competición de boulder, los route setters intentan recrear los movimientos que han funcionado en las últimas pruebas (dando incluso una vuelta de tuerca más), y al mismo tiempo, se esfuerzan en diseñar nuevas secuencias, nuevos movimientos para retar a los competidores que encuentren su solución en menos de 5 minutos (lo que a los equipadores les ha supuesto horas de pruebas y cambios milimétricos).

A su vez, estos movimientos tienen que ser atractivos tanto para el público que asiste en directo al espectáculo como para la audiencia del streaming.

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Como consecuencia de todo esto, van apareciendo movimientos como, por ejemplo,  el “swing and run”. Un término que algunos usan para describir el balanceo del deportista que le permite coger suficiente velocidad para correr sobre una o varias presas de pies para acabar saltando o parando unos metros más allá.

¿Pero todo el mundo entiende lo mismo por “swing and run”? ¿Cómo lo llaman los japoneses? ¿Y los eslovenos?

¿Quiere decir lo mismo un “twist”, que un movimiento “crossing the line” o un “cruce”? Un cruce de manos, donde la mano de recepción va más allá que la de tracción y que provoca que el cuerpo experimente una puerta.

Todos hemos ido poniendo nombres a movimientos, a medida que iban apareciendo, en función de si se lo hemos escuchado a un locutor, a un determinado equipador o simplemente nos los hemos inventado nosotros o nuestro grupo de entrenamiento.

Otra duda… ¿Se enseña este vocabulario de movimientos en la formación de Entrenadores de Escalada de Competición (dentro del TD2 y TD3)?

La escalada de competición es un deporte con pocos años de vida y debido a la rápida evolución que estamos experimentando, podría ser interesante ir definiendo, unificando y acumulando conceptos. De esta forma, todos los que estamos vinculados a este mundo (periodistas, entrenadores/as, equipadoras/es, deportistas…) hablaríamos el mismo lenguaje y nos entenderíamos mejor.

Miho Nonaka en Munich
Miho Nonaka haciendo gala de su flexibilidad. ¿Cómo llamamos a este movimiento?. Foto / Thomas Schermer

En otras disciplinas con aspectos técnicos, como el snowboard, los elementos tienen un nombre técnico acordado y reconocido por todos. También es así en gimnasia artística, patinaje, saltos de trampolín, etc.

En la escalada existe una diferencia y dificultad añadida, y es que se trata de un deporte de técnica abierta y de solución no conocida o de varias soluciones correctas. La toma de decisiones es de vital importancia respecto a nuestro “rival”, siempre cambiante, que puede ser la ubicación de las presas, las posibles combinaciones entre ellas, las inercias que nos crean, y los riesgos que debemos asumir (de decisión) para encontrar soluciones.

Todos los deportes mencionados anteriormente utilizan la repetición de gestos preestablecidos, con algunas variaciones. Aquí deberíamos añadir una excepción: la escalada de velocidad. En la vía de esta modalidad no hay toma de decisiones en cuanto a la técnica, pero sí en cuanto a la táctica.

A lo comentado hasta ahora habría que apuntar que algunos de los trucos y elementos llevan un nombre propio: el del atleta. Este honor corresponde al primer o primera atleta que consigue realizar esa nueva técnica con éxito en una competición. Así recibe el reconocimiento de la comunidad y pasa a ser recordado en la historia de ese deporte, más allá de si consiguió un podio o una medalla.

Así será más fácil entender y recordar un movimiento especial, clásico o innovador, sin tener que describirlo paso a paso técnicamente. En gimnasia artística, por ejemplo, hacer un “Biles” en suelo significa realizar un doble mortal en plancha hacia atrás con medio giro, en honor a la gimnasta Simon Biles.

Shirleys Noriega route setter
Shirley Noriega, equipadora profesional, imaginando movimientos. Foto / Col. Shirleys Noriega

¿Ponemos orden?

Llegados a este punto, ¿por qué no hacer lo mismo con la escalada?. A medida que los atletas y equipadores van aumentando su repertorio gestual, debería confeccionarse un diccionario unificado. Así, por ejemplo, cuando un entrenador propone practicar los «padle dyno» con sus deportistas, un escalador logra parar la puerta en un «1-2 compass dyno foot-stop”, o un equipador diseña un «escorpión» en el cuarto bloque de la final, todos sabremos de qué están hablando.

Y usando nombres propios… ¿funcionaría también en la escalada de competición, como ya sucedió con Toni Yaniro, entre otros? ¿Qué nos vendría a la cabeza si habláramos de un «Petra Kingler’s toe-hook dyno«; un «Meiringen 1-2-3-4 dyno«; un «Narasaki start«, en la vía de velocidad; o un «Udini’s 180º turn«?

Seguramente todo esto ayudara a los entrenadores a diseñar ejercicios para practicar e identificar estos movimientos; a los route setters a compartir información e ideas; a los periodistas a describir los acontecimientos con más rigor o vocabulario propio del deporte; a los espectadores a conocer un poco más el deporte y sus elementos, etc.