Eneko Carretero ha encadenado Celedon 9a, en la Hoya de la Leze, en Ilarduia (Álava). Es la primera vía de noveno grado del escalador guipuzcoano. A pesar de estrenarse con ésta en el 9a, le ha costado relativamente poco. Dice que «sabía que físicamente era capaz de hacer noveno ya que este año los 8c y 8c+ que había encadenado me habían costado dos o tres días como mucho, pero mentalmente era una barrera muy grande. Me metía presión a mí mismo, por miedo a que se me atragantaran y tuviera que proyectarlos más tiempo de la cuenta».

Cuando encadenó White Zombie 8c, en la Cueva de Baltzola, al flash, el pasado mes de marzo dejó entrever lo que estaba por llegar. Era cuestión de tiempo que alcanzara ese mágico grado. «Gracias al rodaje y a las vías que he podido hacer durante este año de menos nivel, he ido ganando confianza. Mis amigos también me han hecho entender que la importancia que le daba a encadenar una vía de tal nivel era la que le daba yo y no la que realmente tiene. Solo tenía que relajarme y gestionarlo de forma más tranquila», comenta Eneko.

El año pasado ya había probado varios novenos, además de Celedon, «pero entonces no tenía ni la constancia ni la motivación que necesitaba para llegar a encadenar alguno. Ahora les toca a esas vías. Este rotpunkt me ha hecho cambiar el chip y tener otra perspectiva respecto al noveno grado. A partir de ahora podré gestionar mucho mejor el hecho de probar y afrontar líneas de tal nivel e incluso más duras, algo que no descarto en un futuro próximo».

Sobre Celedon, Eneko explica que no le ha costado demasiado: «Conocí la Hoya de la Leze hace un mes más o menos. El primer día pude hacer un 8c al segundo pegue, la parte final de Celedon. Después, en un par de días más pude hacer Celedon Txiki 8c+, que es la primera parte de Celedon. Tener la vía hecha en dos partes me dio la confianza suficiente para probar la línea completa, que encadené tras tres intentos».

Eneko Carretero tiene 24 años y se dedica profesionalmente al route setting, «un trabajo que al estar relacionado con la escalada me ayuda a mantenerme en forma aunque ahora entrene mucho menos que cuando competía. También tengo la suerte de que trabajo pocos días a la semana y tengo bastante tiempo para poder ir a roca o entrenar. Más que nada creo que no le dedico todo el tiempo que debería para poder hacer muchas más vías duras, pero es algo que he elegido yo. Me gusta el ritmo de vida que llevo, en mi pueblo, con mi cuadrilla, haciendo otras cosas más allá de la escalada».