La escalada de competición es un deporte muy joven todavía si lo comparamos con otros consolidados y masivos como, por ejemplo, el fútbol, baloncesto, atletismo o ciclismo. Tienes sus orígenes en la Unión Soviética, cuando a mediados de los años 70 del pasado siglo, se empezaron a organizar competiciones, casi siempre de velocidad, en Crimea. En Europa occidental, la cita de Bardonecchia, bajo el nombre de Sportroccia, en los Alpes italianos, en 1985, fue la pionera. Le seguirían otras competiciones que se disputaban en roca también, y que llegarían a España un año después, con las citas de Riglos y Panticosa. El Máster Internacional de La Riba, en 1990 y 1991, se recuerda con especial cariño por los que vivieron esa época también…

Ha llovido mucho desde entonces. Actualmente, el plástico ha tomado el protagonismo y la roca es únicamente el terreno de juego para los escaladores deportivos, clásicos y demás. Utilizar estructuras artificiales y presas de resina y plástico ha contribuido a que la escala de competición haya evolucionado a pasos agigantados en un corto lapso de tiempo, marcando con Tokio 2020 el gran punto de inflexión: la inclusión de la escalada en el programa olímpico.

Carlos Logroño «Citro» y Mikel Linacisoro, unidos por la escalada

Carlos Logroño «Citro» y Mikel Linacisoro son dos emblemáticos escaladores que han vivido -Mikel todavía lo hace- el mundo de la competición de forma intensa. «Citro» sigue relacionado con la competición como equipador, mientras que Mikel se mantiene en activo, participando tanto en el circuito nacional como internacional.

Coincidimos con ambos en el evento La Sportiva Rodellar Opening Party 2025 y los sentamos cara a cara para conocer sus vivencias y anécdotas sobre un deporte, en este caso en el ámbito de la competición, que sigue creciendo día a día, captando más aficionados y como no, atletas motivados por seguir empujando los límites.