«Cuando tenía 7 años me di cuenta de que no todas las personas en el mundo son escaladores. También descubrí que tenía talento para la escalada. Me motivé muchísimo. Soñaba con ser escalador profesional algún día. De hecho, estaba realmente convencido de que pasaría, lo sentía en mi interior. Nunca tuve dudas. Simplemente escalaba y escalaba, siempre. No fue un sacrificio para mí. Ni entrenaba, solo escalaba. La escalada era lo más bonito que podía imaginar. Aunque mi sueño no se hubiera hecho realidad, no habría sido una pérdida de tiempo. Igualmente había disfrutado el camino».

Estas palabras son de Adam Ondra. El escalador checo muestra una gran determinación y seguridad al pronunciarlas, algo esencial para entender quién es. Nadie le puso frenos para conseguir hacer realidad su sueño, descubrió su talento de forma natural (en su casa se ha respirado siempre escalada) e invirtió tiempo y esfuerzo. Al fin y al cabo, a nadie le regalan nada.

En su camino para llegar a competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Ondra hace un repaso a toda su trayectoria como escalador en el último vídeo que ha publicado. Desde sus primeros pasos en la vertical hasta la máxima dificultad jamás alcanzada en la escalada deportiva con el encadenamineto de Silence 9c, pasando por su repetición de la obra maestra de Tommy Caldwell, The Dawn Wall, o la escalada a vista de Il Domani 9a.

El vídeo se queda corto, evidentemente. Los registros destacables de Adam Ondra son innumerables… y seguro que todo ese bagaje acumulado hasta ahora le podrá servir, en mayor o menor medida, para conseguir un plaza para Tokio 2020. Aunque Ondra reconoce: «A pesar de haber participado en muchas competiciones durante mi vida, sigo sintiéndome un escalador de roca».