3 de diciembre de 2024

Tiempos de pandemia

Sara Grippo en primera persona

Retrato de Sara Grippo
Sara Grippo fue trasplantada de riñón en febrero de 2018. Foto / Col. Sara Grippo
 

Sara Grippo es una escaladora italiana, compañera de Stefano Ghisolfi, que en febrero de 2018 fue trasplantada de riñón. Amante del yoga y de la fotografía, y muy activa en redes sociales, Sara ha compartido sus pensamientos y sentimientos sobre cómo está viviendo la crisis del COVID-19.

Su estado de salud la convierte en un perfil de riesgo ante el virus y ha querido concienciar a la comunidad con sus palabras. Traducimos y compartimos íntegramente el texto publicado por Grippo en su perfil de Instagram:

«En estos días de tanta confusión he tenido que callarme porque todo me parecía surrealista. No he escrito nada hasta ahora porque quería encontrar las palabras adecuadas. No sé si serán estas, pero es lo que siento. Estoy preocupada por mi salud, que tanto he esperado y anhelado después de 6 años de diálisis. El trasplante me devolvió la vida pero la terapia inmunosupresora (que tengo que hacer para evitar el rechazo) hace que mi sistema inmunológico quede comprometido y me deja expuesta.

Tengo mucho miedo. Siento que estoy inmersa en un oscuro pozo de preocupación, confusión y noticias frenéticas que me envuelven. Esta situación me parece surrealista. Por la mañana leer las noticias es una pesadilla. Estoy acostumbrada a tener que usar la mascarilla. Tuve que usarla durante varios meses después del trasplante de riñón. Pasé dos meses completamente encerrada en mi casa debido a la fuerte inmunosupresión.

«Siento que estoy inmersa en un oscuro pozo de preocupación, confusión y noticias frenéticas que me envuelven»

Soy un eslabón débil de la cadena en esta sociedad. Como otras personas inmunodeprimidas, enfermos de cáncer, trasplantados, ancianos y cualquiera que tenga que realizar terapias que debiliten el sistema inmunológico; somos personas que han luchado, que están luchando. Somos más frágiles y necesitamos protección, y por lo tanto también la ayuda de todos en este momento.

Durante estos años mi enfermedad ha supuesto sacrificios en todos los aspectos de mi vida. Sacrificios en forma de tiempo, trabajo, personas, sufrimiento y aceptación. Y ahora se nos piden sacrificios a todos, a esta cadena que es la sociedad, la comunidad en la que todos estamos conectados. Se nos pide que seamos responsables, por nosotros mismos y por toda la comunidad. Se nos pide que vayamos más despacio, que nos quedemos en casa, que evitemos estar en grupo, que estemos más con nosotros mismos. La situación es grave en todos los sentidos.

Cambiar los hábitos es difícil. Lo sé porque en estos 12 años la enfermedad ha cambiado mi vida en todos los sentidos. Creo que de toda esta situación lo que puede ser positivo es tener tiempo, ralentizar algo que nunca se nos da. La motivación la puedes encontrar en otras cosas. Fijarse nuevas metas es siempre muy estimulante. Yo lo haré estos días. Encontraré cosas para hacer en casa; intentaré leer ese libro que siempre quise empezar; haré yoga (una disciplina que amo con todo mi corazón); trabajaré desde casa; me subiré al plafón en el garaje con Stefano; reorganizaré las cosas tiradas en un rincón porque nunca tengo tiempo… ¡ahora sí!

«Si quieres mantenerte fuerte y alerta, la mejor manera es ser activo y reactivo»

Me verás con la mascarilla para protegerme, pero no me verás por ahí durante un tiempo. No te besaré ni abrazaré como de costumbre y Stefano tendrá que tener mucho cuidado al estar cerca de mí.

He llorado mucho en estos días, pero tanto si lloras como si ríes, esto seguirá su curso. Si quieres mantenerte fuerte y alerta, la mejor manera es ser activo y reactivo, pensando y haciendo lo correcto con la esperanza de que todo salga bien, porque todos estamos conectados y tal vez esta situación nos enseñe más que cualquier otra cosa.

 

Debemos ser solidarios en este momento. Solo nosotros, cada uno de nosotros puede marcar la diferencia. No podemos pensar que el otro cambiará, porque somos los otros, somos la comunidad y todos, cada uno de nosotros, es responsable del cambio, cada uno tiene su propio papel.

La cosas más superficiales pueden dañar a los más débiles. Necesitamos la contribución de cada uno de nosotros. En este momento hay médicos, enfermeras, gente que lleva días luchando en primera línea en los hospitales para salvar la vida de otras personas, sin poder ver más a sus familias, sin descansar.

Si no asumimos nuestras responsabilidades y cambiamos nuestros hábitos de vida durante un tiempo (¡no nos lo piden para siempre!) estamos fallando a nuestro sistema sanitario y a la sociedad en general. Respetemos los consejos que nos están dando y frenemos el avance de este virus».