La cascada Shomyo Falls, con sus 350 metros de caída, es la más alta de Japón. Localizada en el distrito de Nakaniikawa, Shomyo Falls es uno de los espacios naturales más visitados del país del sol naciente. Hasta ahora, a nadie se le había ocurrido que ese gran salto de agua podría ser algo más que un idílico destino turísico, o quizás sí…
Sawanobori es el nombre de una disciplina de escalada con origen en Japón que consiste en la escalada de cascadas de agua. La progresión se realiza sobre roca siempre mojada y hay que sumar factores como el barro, el musgo o la fuerza del agua a contracorriente, que dificultan la escalada considerablemente.
El material utilizado para el sawanobori es una mezcla entre el necesario para escalar en pared y el que se utiliza para la práctica del barranquismo. Un detalle importante a tener en cuenta es que durante gran parte de la ascensión se visten guantes debido a las especiales características del terreno sobre el que se escala.
James Pearson, Yuji Hirayama, Matty Hong y Toru Nakajima escalan Shomyo Falls
Un equipo internacional formado por James Pearson, Caroline Ciavaldini, Matty Hong, Yuji Hirayama y Toru Nakajima se reunió a mediados de agosto en Tokio para empezar a explorar y escalar algunos de los saltos de agua más altos de Japón.
Con Toru Nakajima como guía y especialista en sawanobori, el equipo empezó escalando sencillos resaltes de agua para familiarizarse con la disciplina. Una vez realizadas las primeras escaladas Pearson, Hong, Hirayama y el mismo Nakajima atacaron y escalaron con éxito la Fudo Waterfall, un salto de agua de 100 metros repleto de musgo y roca de dudosa calidad. Ciavaldini acompañó al equipo y sólo escaló algunos largos fáciles, y en top rope, debido a su embarazo.
El principal objetivo del viaje se acercaba. Después de examinar el entorno de la Shomyo Falls, el equipo decidió atacarla por su lado izquierdo, desde donde se alza una intimidante pared de húmeda roca negra.
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Los cuatro escaladores invirtieron dos días en la cascada y abrieron una vía dividida en 9 largos, con un total de 340 metros, saliendo por arriba victoriosos. «Es difícil describir la belleza de esta cascada. Ha sido una experiencia increíble repleta de muchos momentos incómodos», ha comentado Matty Hong.
Yuji Hirayama ha explicado en Instagram uno de los instantes más complicados de la ascensión: «En el segundo largo, durante un momento de fuerte lluvia tuve que decidir si seguía escalando o volvía a la reunión. Intenté escucharme a mí mismo y a las condiciones del muro. Cuando te encuentras en este tipo de situaciones puedes pensar… «mierda, esto no es divertido», pero así es el sawanobori. Fue uno de los momentos más excitantes de la escalada en la Shomyo Falls».
Es evidente, según las declaraciones de Hirayama y Hong, que el equipo ha asumido un alto riesgo en esta curiosa expedición. James Pearson lo ha resumido así: «Cuando estoy en medio de una situación peligrosa, no pienso en ello. Me concentro en el momento».
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