El trabajo del equipador de vías de escalada habitualmente no se valora lo suficiente. Es una labor dura, exigente y altruista, que requiere tiempo y dedicación. A veces resultan líneas cinco estrellas, otras no tanto. Pero a todas hay que darles una oportunidad, se trata de escalar y disfrutar.
Una vez finalizado el equipamiento, llega el momento de ponerle nombre a la vía. Un momento importante, que incluso puede provocar que la vía se pruebe más o menos, según lo original que sea el equipador.
Cada vía tiene una historia y muchas veces el nombre es lo que queda de ésta. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez por qué se llama así la vía que está probando? ¿Qué se esconde detrás? ¿Qué quiere explicarnos el equipador?
Con este reportaje inauguramos una nueva serie que bajo el nombre de «Una vía, una historia», descubre qué historias esconden algunas vías de escalada.
Las historias de Margalef
Abrimos la serie con una escuela de escalada deportiva de clase mundial: Margalef, el reino de los agujeros sobre conglomerado.
Hablamos con Vicent Palau, uno de los equipadores más activos de la escuela catalana, que regenta junto a Jordi Pou el albergue El Racó de la Finestra. Palau nos explica algunas historias y anécdotas relacionadas con varias vías. ¡¡Atención!!, no tienen desperdicio…
Sueca marrana, vete pa Siurana 7c+ y Sueca puerca, apriétame la tuerca 7b+, La Catedral. «Fue en 2013 o 2014. Una escaladora profesional sueca estaba colgada en la reunión de la vía Aitzol para instalar una cuerda estática y hacerse fotos. Mientras estaba colgada se cayó la tuerca de uno de los parabolts de la reunión. Se quedó colgada del otro parabolt de la reunión y del resto de seguros de la vía, ya que la estaban asegurando. Le cogió un ataque de histeria, se bajó, y se fue de Margalef. Al cabo de unos días publicó un artículo en su blog explicando que le había saltado un parabolt de la Aitzol, una vía que solo tenía cinco años. Decía que el equipamiento en Margalef era potencialmente peligroso y que se iba a Siurana «a ver si recuperaba la confianza en este deporte», literalmente. Haciendo broma salió el nombre de estas dos vías de La Catedral».
Muerte Entre las Flores 8a+/b, La Catedral, y Preparado Para Morir 8b+, Racó de la Coma-Closa. «En 2011, me acuerdo perfectamente, estaba con Dani Andrada equipando en La Catedral. Dani me pidió sika para reforzar unos cantos de una vía que estaba equipando en la Coma-Closa y se fue para allí. Volvió al cabo de una hora y media, o así. Estaba blanco. Nunca había visto a Dani con esa cara, alguien que siempre es feliz. Me dijo: «Jabato, jabato, he visto la muerte». Le pregunté qué le había pasado. Me explicó que había empezado a jumarear por la cuerda y cuando llevaba unos 15 metros, vió que el bucle del nudo que debería estar anclado al parabolt -de donde colgaba la cuerda- se había cortado. Simplemente colgaba de un pequeño árbol por encima de la pared. Empezó a patalear hasta que llegó a un parabolt de la vía vecina y pudo bajar al suelo. Nunca supimos cómo había sucedido. Ese día yo equipé Muerte Entre las Flores y Dani, Preparado Para Morir. Mi nombre hace honor a una película de los hermanos Cohen. Me hizo gracia la imagen de Dani muerto entre los matorrales».
Esta Ronda la Pago Yo 7b, L’Escut. «Es la primera vía que se abrió en el barranco de la Coma-Closa. Es de Jordi Pou. Antes de equipar la vía, Jordi abrió un camino que empieza en el sector Reggae y que da la vuelta por todos los sectores hasta Can Regino. Abrió el camino para empalmar todos los sectores, antes de que hubieran vías. Normalmente se equipan la vías y después se abren los caminos, pero entonces se hizo así. Jordi se pegó un curro de muchos meses para abrir todo ese camino. El nombre de la vía tiene su historia…».
Malditos Bastardos 8c/+, El Laboratori. «Una vía equipada por Iker Pou en El Laboratori. ¡¡Le robaron dos veces el material que estaba utilizando para equiparla!!».
Tocapresas 7b, L’Escut. «Dedicada a Dani Andrada, siempre la caen a él, ¡jaja!. En 2009, en una competición de la copa de España de boulder, Dani tocó una presa desde el suelo para ponerle magnesio. El juez de dijo que eso contaba como un pegue. Dani se indignó y la volvió a tocar. Y el juez contó otro pegue. Total, que Dani se enfadó más y le dijo: «¿Ah sí?, ¡pues cuenta esto!», y empezó a tocar la presa como si fuera un tambor. Perdió la competición por culpa de eso y se negó a subir al podio».