Hace aproximadamente un año comprendimos la necesidad de luchar por los derechos del colectivo LGBTIQ+. A día de hoy siguen siendo más de 70 los países en los que la homosexualidad, bisexualidad y transexualidad no está legalizada ni tienen leyes que regulen los delitos de odio, discriminación laboral o incluso las agresiones físicas; mientras que en otros trece se llega hasta la pena de muerte. Esto sin hablar de que, en todos los países, sin excepción, hay discriminación, sobre todo en las escuelas, hecho que constituye un problema muy grave.
Son muchas las personas que se cuestionan por qué existe la festividad del orgullo o incluso el día contra la homofobia. Ven innecesario manifestarse, reivindicar y luchar por nuestros derechos, cuando éstos son los mismos que los de cualquier otra persona, independientemente de su sexo, raza, color de piel, identidad sexual, orientación sexual, creencias o religión. Pero hasta el día en el que vivamos en igualdad y las personas dejen de verse reprimidas u oprimidas por mostrar quienes son y cómo se sienten, estos eventos seguirán siendo necesarios y se mantendrán a la orden del día en todas las ciudades del mundo.
Llevamos ya un tiempo utilizado nuestras actividades en la montaña, presencia en redes sociales y medios de comunicación para tratar de transmitir un mensaje de igualdad, con el fin de normalizar y visibilizar la homosexualidad en el deporte.
Estamos hartos de, a día de hoy, escuchar en los pies de vía microhomofobismos en forma de «ánimo» o como tentación para seguir subiendo; leer comentarios homófobos en redes sociales o ver vídeos de agresiones físicas por sentirse libre de mostrar una determinada orientación sexual o identidad de género.
A pesar de que personalmente no hayamos recibido mensajes de odio por nuestra orientación sexual o no hayamos vivido agresiones físicas por ser pareja, creemos esencial seguir luchando por todas las personas que a diario sufren este tipo de agresiones. Siguen siendo muchas más de las que nos imaginamos.
Desde el día en que decidimos mostrar nuestra forma de vivir y de sentir, han sido muchas las personas del colectivo escalador, alpinístico y montañero de distintas partes del mundo que han confiado en nosotros para dar un paso adelante en sus vidas, superando sus miedos y empezando a sentirse quienes son, amando a las personas que realmente aman. Nos alegra haber contribuido a ello, pero todavía hay mucho camino por recorrer.
Estamos seguros de que sigue habiendo muchas personas reprimidas y que tienen miedo a contarlo, y, precisamente, en el mundo de la montaña, casi más. Ese es uno de los motivos por los que no está normalizado. En la vida no está normalizado y en el deporte no está normalizado; y en la escalada menos… ¡Esto es una pena! No podemos permitir que haya personas que vivan toda su vida reprimidas. Hay que demostrar que ese miedo no debería existir y hay que introducir la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad en la normalidad.
La normalidad llegará cuando no tengas que contar que no eres heterosexual y cuando eso de ser heterosexual deje de darse por hecho. Quedan muchos años de lucha, pero hay que conseguir erradicar los miedos, las discriminaciones, los insultos, las agresiones… y la expresión «salir del armario», que nunca tuvo que existir.
Para terminar, abrimos una pregunta que queremos que te hagas internamente y te respondas sinceramente: ¿Te extraña cuando alguien te dice: «soy gay», «soy lesbiana», «soy bisexual», «soy transexual», …? No debería, y es un pensamiento que hay que cambiar. Nos atrevemos a decir que hay que cambiarlo tan radicalmente, no porque sea el nuestro, sino porque no puede haber otro. No es una ideología política o religiosa, es así y no hay más.