19 de abril de 2024
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La disciplina más rápida en Tokio

Escalada de velocidad, volando en los Juegos Olímpicos de Tokio

La escalada de velocidad es una de las tres modalidades en las que hay que competir, junto a la dificultad y el boulder, para optar a la medalla en Tokio. Su inclusión en el programa combinado ha dado mucho que hablar, pero será un buen aliciente para las audiencias

Aleksandra Miroslaw especialista escalada velocidad
Aleksandra Miroslaw es una de las especialistas en velocidad que compiten en Tokio. Foto / IFSC
 

Empecé a escalar a los 13 años en Ibarra (Ecuador) con la apertura del primer rocódromo en esta ciudad. A mis padres les gusta bastante la montaña y casi todos los fines de semana hacíamos salidas. En cierta forma, escalar en un rocódromo fue un paso natural para mí.

La escalada de velocidad formó parte del entrenamiento desde mis inicios. La Federación Ecuatoriana de Andinismo y Escalada pedía entrenar tanto ésta como las otras dos modalidades competitivas (dificultad y boulder) si quería formar parte de la selección. En esa época la velocidad era freestyle, es decir, que la vía siempre era diferente en las competiciones, no como actualmente. Yo venía de jugar mucho a fútbol y también de hacer skate, así que creo que la agilidad y la explosividad me ayudaron a convertirme en un buen velocista.

De Jalapa a Innsbruck, 12 años de competiciones internacionales

En 2006 gané mi primer campeonato nacional y ese mismo año debuté como internacional en el Campeonato Panamericano de Escalada Juvenil, en Jalapa (Guatemala). Ahí conseguí un bronce y desde entonces decidí especializarme en velocidad. Posteriormente llegaron más podios, como una tercera plaza en el Campeonato del Mundo de Escalada Juvenil 2007, que se celebró en Ecuador. En 2008 me proclamé campeón en el Campeonato Panamericano de Escalada Juvenil, disputada en Chile.

La vía de escalada de velocidad sobre la que se compite en la actualidad fue diseñada por el francés Jacky Godoffe y se estrenó en 2004. Yo la probé por primera vez en el Campeonato del Mundo de Escalada Juvenil de Valence (Francia), en 2009, y a pesar de que esta vía era nueva para mí conseguí el bronce.

Después vinieron mis últimos años de juveniles, compitiendo en escenarios clásicos como los de Edimburgo (Escocia) o Imst (Austria). En los dos logré estar entre los 10 primeros, pero acabé pagando el precio de no contar con una pared oficial en mi país en la que poder entrenar. La diferencia de nivel respecto a los atletas que sí que contaban con estas instalaciones era sustancial. Nosotros entrenábamos en un muro sin adherencia y las presas las fabricamos a partir de una oficial que me habían regalado en una prueba. En 2010 gané el último Panamericano en que la vía de velocidad fue freestyle.

Seguir el ritmo de las competiciones internacionales era difícil para mí y en la categoría absoluta la superioridad de mis rivales era notable. Después de conseguir la posición 27º en una prueba de la Copa del Mudo de Velocidad disputada en Arco (Italia), decidí que tenía que viajar días antes de las pruebas para poder entrenar en el muro oficial. En 2014, de nuevo en Arco, conseguí bajar de los 6 segundos, quedando en décima posición, y poco después llegó mi mejor marca, 5.92 segundos. Ese mismo año, en el Campeonato del Mundo de Escalada celebrado en Gijón, me convertí en el primer escalador ecuatoriano que entraba en unas finales, y acabé 15º, tras ser eliminado en una ronda por el checo Libor Hroza, que ganaría el campeonato. En 2018 competí por última vez en velocidad como internacional en el Campeonato del Mundo de Escalada de Innsbruck.

Velocidad olímpica

Durante toda mi carrera como competidor soñé con que la escalada de velocidad llegara a ser olímpica. Fue una pena que durante toda mi vida como juvenil y después como absoluto no sucediera. Pero ahora por fin estamos dentro y creo que para quedarnos. Además, lo puedo vivir como técnico de la Selección Española de Escalada de Velocidad.

La decisión de la IFSC y el COI de combinar las tres disciplinas (dificultad, boulder y velocidad) creo que no es la más acertada. No puedes sacar lo mejor de cada atleta si le obligas a competir en una prueba que no es su especialidad. Por otra parte, también entiendo que son los primeros Juegos Olímpicos para la escalada. Solo el hecho de que haya entrado en el programa olímpico ya es un éxito y es lo que debemos valorar positivamente ahora. Además, la escalada de velocidad tiene un aliciente extraordinario. Será la modalidad olímpica más rápida, honor que hasta ahora estaba reservado a los 100 metros lisos en el atletismo.

En los siguientes Juegos, en París 2024 se disputarán unas medallas para dificultad y boulder, de forma conjunta, y otras para velocidad. Ahí podremos disfrutar realmente de más especialistas.

Siendo realistas, todos los escaladores fuertes y ágiles podrían ser capaces de correr y marcar buenos tiempos, pero entrenar velocidad requiere constancia, paciencia y mucha disciplina. Cualquier competidor tienes estas cualidades, pero entrenar específicamente para esta modalidad es una decisión que no todos están dispuestos a tomar.

Alberto Ginés llega bien preparado a Tokio. Ha madurado mucho en el muro de velocidad y ha logrado una vez tras otra superar su mejor marca personal.  Ha demostrado que un especialista en dificultad puede correr en 6 segundos e incluso acercarse a los 5.

David Macià, el seleccionador español, es un genio y ha hecho algo increíble. En el poco tiempo que llevo trabajando a su lado, como técnico de la modalidad de velocidad, he aprendido muchísimo y creo que como técnicos hemos podido transmitir lo mejor de nosotros mismos a los atletas.

Que Alberto esté en Tokio es una gran noticia y le servirá tanto a él como a todo el equipo para adquirir más experiencia. El siguiente paso será estar en París 2024. En el caso de la velocidad, la apuesta de la FEDME es clara por mejorar en la modalidad desde el momento que se decide contar con un equipo específico. La idea surgió tras una casual conversación con David Macià y en el primer año compitiendo a nivel internacional ya hemos podido demostrar el trabajo que se está realizando.

De momento Tokio es una realidad y las expectativas para estar en París son buenas.

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