Víctor Esteller es uno de los socios del último rocódromo que ha abierto sus puertas en Barcelona, Bloc District. Situado en un lugar céntrico de la ciudad condal, cuenta con 2000 m2 sumando todas la instalaciones y lo capitanea un equipo que cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector de la escalada indoor.
La inauguración quizás no ha llegado en el mejor momento, debido a la situación que estamos viviendo a nivel global a causa de la pandemia, pero lejos de rendirse, Esteller y el resto del equipo han afrontado todos los obstáculos con optimismo y un espíritu luchador.
La sala subió la persiana el 18 de diciembre del año pasado y el 7 de enero se vieron obligados a cerrar para cumplir con las medidas impuestas por el gobierno catalán para frenar la expansión del virus. A pesar de ello, el balance de estos primeros días es muy positivo por parte de la dirección e incluso han podido acoger un entrenamiento a puerta cerrada del Centre de Tecnificació d’Escalada Esportiva de Catalunya (CTEEC).
Víctor Esteller: «Gran parte de mi vida me la he pasado dentro de un rocódromo, ya sea entrenando, equipando o dando cursos»
Aprovechamos el descanso obligado de Víctor Esteller (aunque la maquinaria de Bloc District no ha parado del todo de puertas adentro), para saber un poco más de esta nueva sala de escalada en Barcelona, una ciudad que a pesar de contar con más de cinco millones y medio de habitantes todavía no está a la altura de otras urbes de su tamaño en lo que a oferta de escalada indoor se refiere. Así que… ¡un nuevo rocódromo siempre es una buena noticia!
Víctor tiene 32 años, es de Cerdanyola del Vallès, y durante las dos primeras décadas de este siglo fue uno de los escaladores más destacados del panorama nacional, tanto en roca como en competición. De carácter discreto y sencillo, en 2009 y 2010 se proclamó campeón de la Copa de España de Dificultad. En esa misma época consiguió sus mejores resultados en roca, tachando vías como Open Your Mind 8c+, en Santa Linya; Aitzol 8c, en Margalef; o Fish Eye 8c, en Oliana.
La escalada siempre ha sido una parte indisoluble de su vida, una actividad sin la que nada tendría sentido. Con Bloc District ha iniciado una nueva etapa en la que se estrena como empresario, junto a Carles Gironella, Joan Marquilles, Joan Giménez y Jordi de Simon, en el mundo de la escalada indoor. No damos más detalles, él mismo los desvela…
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«La ciudad se divide en barrios o distritos y Bloc District sería el Distrito del Bloque de Barcelona»
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¿Cuál crees que es el rocódromo perfecto?
Un espacio amplio y bien equipado es un gran punto a favor, pero lo principal para nosotros es que sea un lugar agradable, en el que puedan convivir todo tipo de escaladores, desde el más fanático al más casual.
Un espacio de crecimiento y mejora; de refugio, para salir del estrés diario; y de amistad donde poder socializar y sentirte a gusto y cómodo. Creo que de esta manera se transmitirán de manera correcta los valores de la escalada. Y en esto, el equipo de Bloc District va a poner todo su empeño.
¿Por qué has decidido entrar en el negocio de la escalada indoor?
Desde que dejé de competir en escalada de alto nivel tenía muy claro que quería seguir vinculado a este deporte. Así que decidí formarme para poder formar a otros y transmitir mis conocimientos y pasión. Durante mucho tiempo he trabajado como guía de montaña y escalada además de como equipador en alguna competición y para casi todos los rocódromos de Catalunya. También colaboro activamente con la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) como técnico de la Selección Española de escalada y paraescalada. Y bueno… una cosa llevó a la otra. Este era el cromo que me faltaba ¡¡jajaja!! (bromea).
¡Entonces has completado la colección!
Gran parte de mi vida me la he pasado dentro de un rocódromo, ya sea entrenando, equipando o dando cursos. Siempre había tenido la ilusión de crear uno a mi gusto, generando un espacio de práctica, aprendizaje y diversión donde el usuario pueda desarrollar todo su potencial. Conforme pasaban los años cada vez veía más difícil alcanzar este objetivo. Uno se hace viejo y ya sabes…
Por casualidades de la vida, Deu Dits, que era uno de los rocódromos con los que colaboraba y el rocódromo donde empecé entrenar, cerró repentinamente, dejando un vacío en mi y en muchos de sus socios. Uno de sus fundadores y ahora compañero de aventura, Joan Giménez (que ya tiene experiencia gestionando asociaciones deportivas en Barcelona), me propuso asociarnos.
Joan y yo y el resto de compañeros nos conocíamos desde hacía muchos años. Éramos socios del primer Deu Dits, un pequeño rocódromo donde cada socio tenía su llave, y posteriormente montando uno de los primeros rocódromos de Barcelona con formato abierto y visión comercial.
Como consecuencia de toda esta trayectoria, a rebufo de la comunidad de escaladores ya creada, hemos decidido llevar este proyecto al siguiente nivel.
Bloc District es un nombre sugerente. ¿Qué se esconde tras la marca? ¿Existe un juego de palabras?
Sí, hay un pequeño juego de palabras. La ciudad se divide en barrios o distritos y Bloc District sería el Distrito del Bloque de Barcelona. En este sentido, sería un sector subterráneo construido prácticamente en pleno centro de la ciudad. La idea era crear un pequeño oasis, manteniendo el buen rollo y compañerismo que veníamos trabajando desde hace tiempo, que hace que en Bloc District se respire un ambiente familiar (no tan común en los rocódromos de gran tamaño) y donde incluso el recién llegado se siente arropado y formando parte de la comunidad.
Personalmente, quería crear un espacio donde, como escalador, pudieras tener todo lo necesario sin moverte de la sala. Ya sea para entrenar, comprar material, ir al fisioterapeuta, tomar unas cervezas o un café y compartir tu aventura del fin de semana pasado o encontrar posibles compañeros de escalada para el siguiente.
¿Qué supone abrir un rocódromo en una ciudad como Barcelona?
Pues supone, para empezar, mucha burocracia y mucho trabajo, pero bueno… con persistencia, lo hemos logrado. Barcelona es una ciudad increíble, que cuenta con las mejores ofertas de ocio, pero obviamente, esto intensifica las exigencias a la hora de abrir cualquier centro deportivo. Después de dos años trabajando en el proyecto y gracias al apoyo de muchas personas que se han implicado y nos han ayudado desinteresadamente desde el primer momento, por fin hemos podido abrir las puertas de nuestra nueva casa. Porque si una cosa está clara, es que abrir un centro deportivo de estas características y envergadura en la actualidad, en Barcelona, no podríamos haberlo llevado a cabo sin el apoyo de nuestra comunidad.
¿Habéis escogido el lugar siguiendo alguna estrategia en concreto?
Deu Dits estaba en la misma calle donde estamos ahora, pero debido a la situación de regeneración urbanística que se está viviendo en el barrio de Poble Nou, con la reactivación del plan urbanístico del 22@, tuvimos que cerrar porque la nave se veía afectada. Nuestro objetivo principal era encontrar un lugar lo más cercano posible al antiguo centro deportivo. Por un lado, para poder seguir dando el servicio a la comunidad ya establecida y por otro lado, porque realmente tener un rocódromo situado al lado de estaciones de metro tan céntricas como son Marina y Bogatell facilita mucho la llegada desde casa o el trabajo a cualquier persona que viva en Barcelona. Al final, hemos conseguido reabrir prácticamente en la acera de enfrente, así que estamos muy contentos.
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«Conozco bien a todas las nuevas generaciones y me alegra que lo tengan un poco mejor que nosotros»
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¿Hacia dónde crees que irán los rocódromos en España en los próximos años?
El mundo de la escalada está viviendo claramente un momento de expansión brutal. A nivel de salas la evolución es muy positiva, al menos para los que queremos hacer de esto nuestra profesión. Poco a poco van apareciendo más salas, cada más grandes y mejor equipadas. Creo que esto es algo positivo para un deporte que ya está en auge y que tiene que cubrir las necesidades de un aumento de demanda a nivel de usuarios. Además, está apareciendo un tipo de cliente que en España no existía aún, y sí en otros países de Europa, como Alemania o Francia. Es ese cliente que no es el clásico escalador de roca, el que viene al rocódromo entre semana porque solo puede escalar el fin de semana, sino aquel que quiere mantenerse en forma y ya está aburrido de los gimnasios donde vas con tus cascos de música, haces tu tabla de ejercicios y te vas.
En este sentido y respondiendo a tu pregunta, creo que como cualquier cosa que esté en auge, primero habrá una gran expansión hacia el gran rocódromo, algo que aquí aún no existía. Naves gigantes, tipo centro comercial de escalada, con grandes inversores y un producto más estandarizado, pero también creo que se van a seguir abriendo muchos centros más de tipo asociativo, con un trato más personalizado, que a su vez sigan ofreciendo todo tipo de servicios al cliente. Estos centros más pequeños facilitan la iniciación al deporte y el aumento de un tejido social no únicamente vinculado al trabajo o al ocio y donde el espíritu de fraternidad que siempre ha envuelto el mundo de la escalada no se pierde, sino que se expande.
También creo, y espero, que sigan existiendo centros más underground, tipo garaje, sin ningún tipo de servicio extra. Al final lo bueno de la escalada es eso, que gusta a muchos tipos distintos de personas.
Como escalador en roca, competidor, guía, route setter, manager y ahora socio de una sala de escalada, ¿Cómo crees que influenciará en el sector el debut de la escalada en los Juegos Olímpicos de Tokio?
Es un proceso que ha sido largo y muy difícil. Como deporte hemos tenido que hacer bastantes concesiones para adaptarnos al formato que se proponía desde el Comité Olímpico Internacional (COI), realizando una combinada de las tres categorías: velocidad, boulder y dificultad. Como deportista y entrenador no me parece del todo bien. Creo que la escalada es suficientemente rica e interesante en todas sus modalidades por separado. Me alegra mucho que en París 2024 se rectifique esto.
Como técnico de la federación y exdeportista, me alegra mucho que al entrar en los Juegos Olímpicos se haya visibilizado más la escalada y haya más interés general, en especial por las instituciones y sobre todo que esto se refleje en nuestros deportistas, recibiendo más ayudas para poder seguir compitiendo.
¿Tendrán más posibilidades de profesionalización los escaladores que ahora son juveniles o se han estrenado recientemente en la categoría absoluta?
Conozco bien a todas las nuevas generaciones y me alegra que lo tengan un poco mejor que nosotros. No solo me refiero a las múltiples posibilidades respecto a las salidas profesionales que existen ahora y que hace unos años eran impensables en nuestro país o no estaban reconocidas, sino también a que durante toda su vida deportiva podrán compaginar mejor la escalada con los estudios, la familia, etc.