La escuela de escalada deportiva de Siurana estaba en pleno desarrollo en 1989. Lo explica David Brascó en la introducción de la guía de escalada Siurana (autoedición, 2010): «Coincidiendo con el boom de la escalada deportiva en Catalunya, aparecieron en este rincón de la Sierra de Prades las primeras vías deportivas de Siurana«.
Algunas de las primeras vías de escalada deportiva de Siurana se equiparon en el sector Can Rebotat, entre los años 1985 y 1986. Las más clásicas son ‘Retrato Cassi Roto’ 7a+, de Joan Olivé’, y ‘Queda Usted Despedido’ 7c+, equipada por Eduard Burgada, y con primera ascensión de Didier Raboutou.
Al igual que Raboutou, los mejores escaladores de la época dorada de la deportiva empezaron a viajar para dejar su huella y rotpunkts alrededor del mundo. Wolfgang Güllich fue uno de ellos. España todavía no contaba con el prestigio actual en lo que a escalada se refiere, pero empezaba a hacer ruido. Las grandes marcas lo sabían y Güllich tenía que estar allí.
Wolfgang Güllich escaló en Siurana
La muerte prematura de Wolfgang Güllich dejó muchas historias para el recuerdo en la retina de quienes le conocieron o coincidieron con él en algún momento. Una de ellas es la fugaz visita que el escalador alemán hizo a Siurana. Poco se ha explicado del día en que Güllich escaló ‘Queda Usted Despedido’ en Can Rebotat. Reconstruímos la historia con algunos de los escaladores que estuvieron allí ese día.
Wolfgang Güllich viajó a España el invierno de 1989 para dar una serie de conferencias. El año anterior había estado en la zona centro escalando en Patones. A Siurana llegó casi obligado, por motivos comerciales. En aquella época, la marca de cuerdas de escalada Edelweiss patrocinaba a Güllich y su distribuidora en España, Noresta, organizó el viaje. Txema Gómez, también patrocinado por Noresta, fue su anfitrión.
Txema Gómez era uno de los escaladores punteros en la península a finales de los 80. Gómez consiguió el primer 8a a vista encadenado por un español. Fue en la zona francesa de escalada Pène Haute, con la vía ‘Madame Foldingue’, en 1987. Con este encadenamiento igualó el máximo nivel mundial alcanzado hasta entonces.
«Estuvimos un solo día en Siurana. Fue todo un poco forzado. Edelweiss le pidió a Güllich que viajara a España para hacer promoción. Creo que a él no le apetecía mucho hacer el viaje. No era muy amigo de este tipo de cosas. Y a mi me pasaba exactamente lo mismo, pero por cuestiones de patrocinio tuvimos que ceder. Fue un poco surrealista», explica Txema Gómez.
Wolfgang Güllich y Txema Gómez se encontraron en Siurana. El alemán había viajado toda la noche desde San Sebastián y llegó a Siurana con el cuerpo un poco revuelto. Lo recuerda Joan Chaparro que también estaba allí: «Txema me dijo que nada más bajar de la furgoneta Güllich vomitó. Había viajado toda la noche desde San Sebastián, donde había dado una conferencia. Y el tío llega y se mete en la vía más dura del momento en Siurana».
«Nos metimos a saco en un 7c+, la ‘Queda usted despedido’. Ni calentamos, ni nada. Hacía muchísimo frío. No había nadie de la prensa que recuerde, solo algunos amigos escaladores. Fue una lástima. Desde el punto de vista comercial fue un fracaso y desde el personal en cierta forma también. Él se vió obligado a cumplir con los patrocinadores y ese hecho también muestra como era Güllich. Era todo bondad, no contravenía a nadie. Si su caracter hubiera sido otro ni siquiera se habría metido en la vía», comenta Gómez. Txema Gómez también recuerda que después de ese día en Siurana coincidió con Güllich en otros lugares y forjaron una buena amistad.
Joan Olivé era otro de los escaladores fuertes del momento y también rondaba por Siurana: «No hablé con él. Mi inglés era peor que el de ahora. Se metió en la vía ‘Queda Usted Despedido’ pero no se comió un rosco», bromea Olivé.
El escalador Toni Arbonés, que ahora regenta el camping de Siurana también estaba por allí: «Recuerdo que probó la vía ‘Queda Usted Despedido’ 7c+, en Can Rebotat. La comunidad de escaladores de Siuran flipamos mucho. Hubo muy buen rollo y nos acabó enseñando los antebrazos y la espalda. Estuvo rodeado de la flor y nata del momento. Yo era de los pocos que hablaba inglés y pude averiguar algo más sobre quién era y cómo pensaba. El mensaje que me llegó es que era un escalador que no podía vivir solo de la escalada y que tenía que trabajar en algunas cosas relacionadas con el mundo vertical. Debatimos de forma fanática sobre la vía que estaba probando entonces, ‘Action Directe’. Él decía que el noveno grado era para nuestra generación, no para la suya. Al final fue él quien la encadenó. Me hizo mucha ilusión que años más tarde me lo encontrara en una competición de la copa del mundo y se acordara de mi. Era mi héroe, todo un referente. Posteriormente, Kurt Albert, con quien forjé una fuerte amistad, me regaló una cinta exprés de Güllich. Durante unos años la llevé en la mochila. A muchos escaladores les gustó verla y tocarla».
Así fue la jornada de Wolfgang Güllich en Siurana. Quizás no era ni el día ni el momento, pero no dependió de él. ¿Qué habría pasado si Güllich visitara ahora la escuela catalana?