La palabra bullying, por muy fea que nos parezca, forma parte de nuestro vocabulario conocido y adquirido. Aunque, por suerte, no está incluido en nuestro léxico habitual, raro sería aquel que no conociera su significado.
El mundo cibernético de la escalada estuvo en ebullición durante días alrededor del asunto DiGiulian-Kinder que, a estas alturas, todos conocemos. Al parecer, el escalador norteamericano, Joe Kinder, tenía una cuenta privada de Instagram donde publicaba memes relacionados con personajes populares de la escalada. Entre ellos se encontraba Sasha DiGiulian, una de las escaladoras más potentes a nivel mundial, que ostenta el título de ser la primera mujer americana en encadenar un 9a. DiGiulian aseguró haber pedido al escalador que terminara con estas burlas, pero no obtuvo respuesta alguna.
El actor estadounidense Harvey Fierstein decía: “Nunca seas maltratado en silencio. Nunca te permitas a ti mismo ser una víctima. No aceptes que nadie defina tu vida, defínete a ti mismo.” Y esto es precisamente lo que hizo Sasha el pasado 3 de Mayo después de ocho años sufriendo este ciberbullying.
https://www.instagram.com/p/BiU1UJQAusi/?taken-by=sashadigiulian
Los antecedentes
Con un post en su cuenta de Instagram, Sasha hizo pública la situación, donde declaraba que estaba “herida y con el corazón roto por decir que soy víctima de una persona que me ha hecho bullying y que ha rebasado la línea”. Y seguía: “Hay una línea que es suficiente, y no me parece correcto que un hombre pueda actuar como un niño de esta forma ni atacar a las mujeres de una manera tan vulgar como ha hecho él. […] Esto es malicioso y continuo. Este tipo de comportamiento tiene consecuencias nefastas para la víctima, incluidos los trastornos alimentarios, la perpetuación de desigualdad de género y una tergiversación de los pilares que me enorgullece que representen nuestra comunidad”.
En este momento, y no ante los múltiples mensajes privados que Sasha le había mandado, fue cuando Kinder reaccionó y pidió disculpas públicas a través también de la famosa red social: “Las redes sociales son una manera increíble para muchos de nosotros para alcanzarnos en muchos niveles. Mi carrera ha cambiado enormemente con la facilidad de compartir historias para motivar o informar a la audiencia. Se puede usar de manera excelente o perjudicial. […] El bullying o el contenido dañino no es algo a lo que me gustaría estar conectado. […] Me pasé de la raya y me gustaría disculparme públicamente, Sasha, lo siento. […] Me disculpo con cualquiera que haya sido herido por mis actos de mal gusto, estoy aprendiendo de esto”.
https://www.instagram.com/p/BiVS-kjBw3q/?taken-by=joekinder
Y ojalá que haya aprendido de esto, porque sus disculpas, en ningún caso, fueron suficientes. Y, como decía en su publicación, su carrera ha cambiado enormemente con el uso de las redes sociales. La conocida marca Black Diamond no tardó en hacer un comunicado anunciando que Joe Kinder dejaba de ser miembro de su equipo, ya que “Black Diamond tiene una política de cero tolerancia ante cualquier tipo de bullying”. Poco tiempo después, también La Sportiva se sumaba a esta decisión, dejando así de patrocinar al escalador.
https://www.instagram.com/p/BiYh5k7n3u8/?taken-by=blackdiamond
Opiniones dispares
Pero, ¿qué pasa a su alrededor? Más pronto que tarde aparecieron todo tipo de comentarios, expertos en la materia. Desde los que apoyan incondicionalmente a Sasha por haberlo denunciado, hasta los que creen que la situación se les ha ido de las manos. Bienvenidos al maravilloso mundo de las redes sociales, donde todo el mundo tiene cabida y totas las opiniones son bienvenidas. Cierto es que la situación quizás se ha magnificado, y aunque no todas las opiniones son las mismas, la tirria por Joe Kinder no ha parado de crecer.
Pero eso no es todo. A pesar de que siempre tenemos dos figuras claras en cuanto al bullying se refiere -que vendrían a ser la víctima y el agresor, por así decirlo-, ¿qué pasa con los cómplices? Todo aquel que tenía constancia de la situación y, o no decía nada o, peor aún, compartía este «juego», ha contribuido a alimentar la bestia. Si la bestia se siente sola, no ataca, es aburrido. Si el juego parece gracioso, vamos aumentando el nivel, a ver hasta donde se puede tensar la cuerda. Y, como en todos –o casi todos- los casos, la cuerda se rompió.
https://www.instagram.com/p/BifQnytA59P/?taken-by=lasportivana
Pero ni sus patrocinadores, ni sus amigos, ni el mundo de la escalada logró, o quizás intentó, destensar esa cuerda antes. Una cuerda potentemente dañina, relacionada con el peso de las víctimas, un tema muy delicado en este sector.
De igual forma, Sasha, por suerte, tampoco actuó sola. Si consiguió parar los pies a Joe fue, en gran parte, gracias a su popularidad, a sus más de 350.000 seguidores que la ayudaron a hacer viral la denuncia y le dieron su soporte más incondicional. ¿Qué hubiera pasado si Sasha no hubiera sido popular? Nunca lo sabremos, pero cabe la posibilidad de que esa historia aún no hubiese terminado.
¿Y las consecuencias?
Actualmente, como hemos presenciado, las redes sociales tienen un poder extremo. En este caso concreto, dieron poder al «agresor», pero también dieron alas a la «víctima». Kinder ha salido maltrecho de esta situación, después de que sus actos no fueran vistos con buenos ojos. Si hubiera sabido, o simplemente pensado, por un momento, en las consecuencias de todo esto, probablemente nunca hubiera creado su cuenta fake de Instagram. ¿Era relevante publicar eso? ¿Aportó algo importante a la sociedad? ¿Ayudó a mejorar su carrera profesional? En definitiva, no.
No hay marcha atrás cuando publicamos algo en Internet. Somos dueños y señores de nuestras publicaciones, con todos sus éxitos y consecuencias. Y aquí tenemos un claro ejemplo. Un ejemplo de que siempre es mejor pensar dos veces si es necesario hacer públicos tus pensamientos, tus actos o tus juegos. Porque, otra vez, no hay marcha atrás. Y, remitiéndonos a lo que decía Kinder en su publicación, las redes sociales se pueden usar “de manera excelente o perjudicial”.