21 de noviembre de 2024

¿Hacia dónde vamos?

Los últimos de la fila

Alex Puccio escaladora
Alex Puccio, leyenda absoluta en la escalada de competición Foto / USA Climbing
 

Estaba viendo casi de forma simultánea los campeonatos de boulder de Estados Unidos y Japón en streaming y me saltaban las lágrimas. Unas lágrimas dulces, otras amargas. Las dulces por disfrutar del nivel, la calidad y el espectáculo, tanto de la competición  norteamericana como de la japonesa. Las amargas por darme cuenta de lo atrasados que estamos en España en infraestructuras para la escalada y la competición.

Vivimos en un país que sigue mirándose al ombligo, ajeno a lo que pasa en el resto de Europa y en el mundo. La inquietud, curiosidad y las ganas de crecer y evolucionar se anulan con televisión basura, deportes deshumanizados y fiestas tradicionales que huelen a naftalina. Esto afecta a todos los aspectos y sectores, la escalada no es una excepción.

Afortunadamente contamos con un territorio y roca para varias vidas, y con muchísimos escaladores. Menos mal, algo bueno tenemos, pero también juega en nuestra contra… Mientras que en países como Austria, que cuenta con el rocódromo más grande de Europa; Alemania; Estados Unidos o Japón tienen interiorizado que la actividad en los rocódromos y las salas de boulder se ha convertido en un deporte por sí mismo, en España la mayoría sigue pensando que la escalada indoor debe ser una réplica bajo techo de la escalada en roca.

Las comparaciones son odiosas, pero a veces necesarias. Y no se puede generalizar, hay rocódromos que están haciendo un excelente trabajo y no tienen nada que envidiar a las de otros países más avanzados. No citaré nombres, seguro que me dejaría alguno.

Oímos a los políticos y dirigentes de turno felicitándose porque la escalada será olímpica, pero poco, o nada, están haciendo por conseguir estar representados en Tokio 2020. Apenas un puñado de escaladores reciben ayudas institucionales para dedicarse profesionalmente a la escalada. Mientras, Shauna Coxsey explica que el gobierno inglés va a destinar miles de libras para conseguir luchar por una medalla.

https://www.instagram.com/p/Beq_Vl3gf5A/?taken-by=shaunacoxsey

Volviendo a los campeonatos estadounidenses y japoneses, ambos han contado con unas infraestructuras envidiables. Y no solo eso, además se han equipado con las mejores presas de escalada del mercado, el nivel de todos los competidores ha sido altísimo y la retransmisión en streaming ha alcanzado una gran calidad. Todo esto no es flor de un día. Hay una industria y unas instituciones que llevan años trabajando duro para situarse a la cabeza y saben que así llegarán los beneficios para todos.

Japón pisa fuerte

Japón es el paradigma en lo que a evolución de la escalada indoor se refiere. Tan solo en Tokio, por ejemplo, hay más de 120 rocódromos y salas de boulder. En el ámbito institucional, la federación japonesa de escalada ha realizado una inyección económica considerable para hacer crecer la escalada y ha puesto al mando a alguien que sabe de qué habla: Yuji Hirayama.

https://www.instagram.com/p/Bb7RbCsjYft/?taken-by=stonerideryuji

Los resultados están ahí e incluso superan al gigante norteamericano en algunos aspectos. Le preguntaba a Tonde Katiyo -experimentado route setter- qué equipamiento le había gustado más en las competiciones. Lo tenía claro: «El japonés, de lejos. Aunque me refiero al estilo y no a la calidad, que ha sido muy buena en ambas competiciones. Personalmente prefiero los problemas complejos y arriesgados, antes que los problemas físicos que predominan en las competiciones de Estados Unidos».

La roca contra la resina y la competición

De acuerdo, ahora parece que una competición de escalada se acerca más al parkour o a concursos como Ninja Warrior, pero esa es la gracia. Ha evolucionado hasta convertirse en un deporte independiente, que poco tiene que ver ya con arquear regletas como en Siurana o remar de grandes cantos como en Rodellar. Es estético, divertido, atlético y atractivo para el gran público.

Los rocódromos y salas de boulder que no entiendan eso se enfrentarán a un futuro incierto. Quien ha escalado en salas modernas y que siguen las últimas tendencias ya no quiere volver al pasado. Además, los escaladores más jóvenes no consumen televisión como la entendíamos hasta ahora. Ver una competición de escalada en streaming es algo habitual en su consumo de contenido audiovisual. ¿Qué pasará cuando lleguen al rocódromo después de ver competiciones como la japonesa o norteamericana?.

Quien quiera escalar en roca siempre la tendrá ahí. Las vías o problemas no cambiarán de sitio, ni las presas de forma; pero la escalada indoor ha pasado de pantalla. El día que los responsables políticos e institucionales se den cuenta aún está por llegar. Seguimos siendo los últimos de la fila, o casi.